Comunitarias

90% de niñas en comunidades rurales en riesgo de trata

En el mundo rural y semiurbano de México, 90 por ciento de las niñas tiene una presión familiar por encontrar una alternativa económica que apoye a los padres, por lo que prácticamente todas son vulnerables al fenómeno de la trata de personas.

Ello fue indicado por la investigadora en Psicología Social, Angélica Bautista López, de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en donde indicó que este fenómeno se ha acrecentado debido a la falta de oportunidades, por lo que mujeres y niñas son enganchadas para muchas actividades relacionadas con la trata de personas.

Explicó que en relación con la trata se cree que utilizan a las personas sólo para comercio sexual o prostitución, pero también se lleva a cabo para casos de explotación laboral.

Ante la falta de oportunidades, las jóvenes son seducidas con engaños y se las llevan a las ciudades. Esto no se ha visibilizado lo suficiente porque en las zonas urbanas, donde la mujer se ha emancipado y tiene más alternativas de desarrollo personal y educativo, pareciera que el problema no existe.

trata

Hay zonas tipificadas en entidades como Guerrero, Oaxaca y Chiapas donde el fenómeno es creciente. Se considera que poco más de 30 por ciento de las niñas es enganchada en actividades laborales como apoyo al trabajo doméstico u otros servicios.

Esto es posible, dijo Bautista López, porque existe una desigualdad muy grande, pues “nos enfrentamos a sociedades muy cerradas en donde los propios padres y hermanos orillan a niñas y jóvenes a ser víctimas de estos fenómenos”.

En cuanto a las acciones por parte del gobierno, detalló, se encuentran esfuerzos como la detección en centrales camioneras para orientar a las mujeres jóvenes y darles apoyo para evitar que sean víctimas. Estas acciones se realizan por parte de las ONG´S y las Comisiones de Derechos Humanos de los estados.

Sin embargo, consideró que la mayoría llega trasladada directamente por quienes forman parte del negocio de la trata de personas desde sus lugares de origen, por lo que el esfuerzo se minimiza ante la realidad de una fuerte cultura que se opone a este tipo de apoyos, pues es la propia familia la que propicia que las mujeres se desplacen porque tienen que mandar dinero a sus casas.

Como política pública tendría que haber una labor desde el sector educativo para fomentar la equidad en la formación niños y niñas en todo el país y de manera muy especial en las regiones mencionadas para transformar la cultura misógina en la que las niñas no tienen derecho a opinar y a definir su futuro.

Esto implica un esfuerzo coordinado de diversas instancias locales, estatales y federales pues de no llevarse a cabo acciones más concretas el fenómeno crecerá.

Entre otras estrategias consideró oportuno realizar campañas en medios de comunicación, particularmente a nivel local por medio de las radios comunitarias y en los centros de salud, con información que propicie el posicionamiento de las mujeres rurales e indígenas que se encuentran en mayor desventaja para enfrentar esta amenaza.

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