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Las cuatro ventajas de los créditos universitarios

En México, el acceso a la educación superior no ofrece un camino libre de obstáculos. Entre las principales barreras, los factores económicos tienen un papel central. De ahí la importancia de aprovechar los mecanismos crediticios que facilitan el ingreso a una licenciatura o maestría. FINAE, institución financiera con impacto social que otorga créditos para cursar estudios de nivel superior, señala cuatro ventajas en este sentido.

Evitar la saturación que hoy padece el sistema de universidades públicas. De acuerdo con estimaciones, en las instituciones más importantes del país –la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional–, la proporción de aspirantes rechazados va del 70% (IPN) al 80% (UNAM). Con un financiamiento se puede asistir a una universidad privada a través de un modelo económicamente accesible, lo que evita lidiar con el riesgo de la saturación.

Apoyo al presupuesto familiar. Para enviar a sus hijos a la universidad, las familias mexicanas tienen que hacer importantes sacrificios financieros que en muchas ocasiones afectan otros rubros: acceso a servicios de salud de calidad y opciones de entretenimiento, o capacidad para mejorar la vivienda. De igual forma, en una situación de desempleo de los padres, o ante la atención de una enfermedad crónica en el hogar, el gasto en estudios universitarios se vuelve extremadamente vulnerable. Un crédito dedicado a la formación universitaria no compromete la economía familiar y es menos vulnerable a las contingencias.

Crear un historial de crédito. Al contratar un financiamiento, un joven tiene la oportunidad de empezar a crear un historial crediticio. Además, si los términos del apoyo se cumplen satisfactoriamente, el expediente tendrá una calificación positiva, lo que facilitaría el acceso a otro tipo de créditos (tarjeta de crédito, hipoteca y autofinanciamiento, entre otros). Si el alumno desea emprender un negocio tras sus estudios, el historial crediticio será un respaldo útil en la búsqueda de recursos financieros.

Acceso a carreras de alto costo. En muchas disciplinas académicas, como arquitectura y odontología, los estudiantes, además de cubrir costos habituales (colegiaturas, transporte, servicios y libros), invierten cantidades significativas en materiales especiales. Con un financiamiento educativo, los estudiantes pueden atender estos gastos de manera planeada y controlada, sin tener que recurrir a préstamos de emergencia o informales.

En México, estos beneficios aún no se perciben con claridad. En el mercado financiero del país, los financiamientos para formación universitaria integran una oferta limitada, de ahí que el crédito no se considere un mecanismo efectivo para cubrir el costo de una educación universitaria.

Según el Reporte Nacional de Inclusión Financiera 7 (2016), elaborado por el Consejo Nacional de Inclusión Financiera, del total de contratos de financiamiento, la mayoría tiene que ver con tarjeta de crédito, préstamo personal y de nómina, financiamiento para insumos de larga duración, hipotecas y crédito automotriz. En el contexto general, de acuerdo con el documento, la penetración de los instrumentos crediticios se ubica en el rango de los 6,110 contratos de crédito por cada 10,000 adultos mexicanos.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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