Sustentabilidad

ONU: fracaso de política ambiental mexicana

La Comisión Intersecretarial de Cambio Climático (CICG) es una oficina inoperante que en nada ayuda a controlar este fenómeno en México, dijo Ricardo Sánchez Sosa, oficial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La CICG está compuesta por las Secretarías de Medio Ambiente (Semarnat), Agricultura (Sagarpa), Comunicaciones y Transportes (SCT), Desarrollo Social (Sedesol), Economía (SE), Energía (Sener) y Relaciones Exteriores (SRE), la cuales, no trabajan en forma coordinada, sino cada una lo hace por su lado, en este tipo de política que debiera ser una sola con visión sustentable, dijo.
Esa incoherencia se ve en los programas de la SE que carece de proyectos para apoyar desarrollo empresarial de la pequeña y microempresa ambiental, que son el sustento del mercado verde en naciones desarrolladas. En México, se desaprovecha esa visión, mientras que los apoyos que realiza Hacienda para estos sectores dejan mucho qué desear.
En entrevista con Mi Ambiente, dijo que México, oficialmente, tiene una política de transversalidad ambiental, pero “en las propias instituciones no hay coordinación de políticas que debiera ocurrir, de igual manera, no se presenta en las políticas federal, estatal y municipal, como una mejor comunicación con la academia”, explicó.
La transversalidad política que aparece en los Objetivos del Milenio debe incorporarse al desarrollo nacional. “Tenemos, por ejemplo, programas del sector agrícola que son contrarias al servicio de pago de servicios ambientales o conservación, como Procampo que propone deforestación y cambio de uso de suelo”, dijo.
“En agricultura y sustentabilidad debe haber una estrategia distinta que vaya a un manejo racional, que no sea una agricultura sobre la base de uso insustentable de acuíferos, como se da en áreas del centro norte de México”, puntualizó.
En este mismo tenor, José Sarukhán, coordinador nacional de la Comisión Nacional del Uso de la Biodiversidad (Conabio), dijo a Mi Ambiente que se deben hacer esfuerzos más eficaces en transversalizar la política ambiental, que transmite la idea de preocupación que no sólo atañe a la Semarnat y que es un problema que afecta a todos.
“Primero debiera existir un plan que enfoque las actividades de cada Secretaría al cuidado del Medio Ambiente y exigir responsabilidad cuando sus programas no tuvieran cuidado y estuvieran diseñados para generar problemas ambientales”.
Añadió que el cuidado del capital natural de México es tan importante como el financiero, productivo y de infraestructura de los cuales depende el país, enfatizó.
Antes, Sánchez Sosa, en el marco de los trabajos en materia de ciencia ambiental, indicó que no entiende, en relación a la presentación del libro de la Conabio, porque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que lleva a cabo las mediciones y datación de los sectores de información pública, no apoye al Medio Ambiente con la tasación. La ciencia y la tecnología son primordiales para evaluar aspectos relevantes en el desarrollo de las naciones.
Por su parte, Enrique Provencio, profesor de la UNAM, expuso que esto se refleja en temas ambientales, donde son casi inexistentes las cifras, situación que “es evidente en las evaluaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde más del 50 por ciento de sus resultados no hablan de los impactos sociales persistentes en la realidad mexicana.
“No es problema del sector ambiental, sino la descoordinación que existe de sí mismos, ya que hay una tendencia que no une la conservación con lo forestal, lo hídrico, etc., que se enfrentan a infinidad de problemas administrativos”.
Lamentó que exista un grave problema con los legisladores que sólo tienen “ocurrencias” en la materia, pues al desconocer el Medio Ambiente, aprueban leyes que dañan a la biodiversidad nacional.

Ecología una rémora

Exequiel Ezcurra, profesor de la Universidad de California, ejemplificó que ha sido tal el olvido del apoyo a las acciones sustentables, que en sus tiempos como director del Instituto Nacional de Ecología (INE), un funcionario de la SHCP), cuyo nombre no especificó, le dijo que no tenía caso invertir en Medio Ambiente, ya que era una rémora nacional que no dejaba ganancias al erario público.
Explicó que el daño a los ecosistemas son mortales para la vida, sociedad y economía, pues es claro que “la catástrofe ambiental lleva asociada la crisis económica”, sentenció.

TURISMO Y SUSTENTABILIDAD, PLEITO SIN FIN

El investigador de la U. de California, en su intervención, expuso la discordancia entre el turismo y el desarrollo sustentable, ya que instituciones, como el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), ha permitido la instalación de grandes complejos inmobiliarios que han depredado extensas zonas naturales.
Puertos como Loreto, en Baja California, han destrozado miles de hectáreas de mangle con la promesa gubernamental de reparar lo destruido con la derrama económica de la inversión en residencias.
Pero, debido a la crisis económica, cientos de estas construcciones se han quedado en obra negra por falta de liquidez. En tono irónico, expuso que las empresas han clausurado sus construcciones y le ha tocado observar a campesinos que meten a sus chivas a pastar en los hoyos del green del golf abandonado.
Al respecto, Sarukhán puso en discusión si en materia de turismo lo mejor es lo masivo o “un turismo de mayores elementos tradicionales y que la gente aprecie el país que tiene y, en caso de perderse el ‘turismo chabacano’ que sólo viene por chicas, cerveza, playa y echar relajo que no hacen en su nación, pero ese es el turismo que queremos promover”, preguntó.

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