Sustentabilidad

No sólo es Tajamar, es cuestión de seres vivos

Por Ana Herrera

Durante el primer Seminario de Comunicación Ambiental que se llevó a cabo durante el mes de febrero de 2015, el coordinador de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio), José Sarukhán, habló sobre la pérdida de los manglares como un problema de repercusiones internacionales.

México es uno de los 5 países con mayor biodiversidad en el planeta. En lo referente al ecosistema de manglar ocupa el cuarto lugar mundial en extensión con 764 mil 486 hectáreas (ha) sólo por debajo de Indonesia, Brasil y Australia.

Desde 2005, el Sistema de Monitoreo de los Manglares que encabeza la Conabio, contabilizó una pérdida de 10 mil hectáreas del ecosistema de manglar en México. A esta cifra se suman las más de 20 ha devastadas con la construcción del desarrollo inmobiliario Malecón Tajamar, que si bien ya fue suspendido definitivamente por el segundo juzgado de Distrito con sede en Cancún, aún existe una profunda polémica alrededor del deterioro de estos ecosistemas.

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¿Qué valor tiene un manglar?

Los manglares son formaciones vegetales leñosas y arbóreas que requieren de una plataforma continental amplia para crecer desde 1 hasta 30 metros de altura. El valor de estos bosques acuáticos radica en que son una fuente de recursos de madera y de productos no maderables; asimismo, son los viveros de reproducción para la pesca ribereña y de altamar.

De los 17 estados costeros que existen en el país, Campeche tiene la mayor superficie de manglar con 197 mil 620 ha y Baja California la menor con 36 ha. Por su parte, el estado de Oaxaca ocupa el cuarto lugar a nivel nacional con 18 mil 607 ha.

Exequiel Ezcurra, científico con una trayectoria de 25 años de estudio en los ecosistemas del Golfo de California, y específicamente en la relación que existe entre la actividad pesquera y los manglares, explica en entrevista de radio las aportaciones económicas del manglar: “cada hectárea de manglar rojo, como en el que recientemente fue devastado en Cancún, produce en pesquerías de mar abierto alrededor de 37 mil dólares al año”.

Lo anterior es una consecuencia de la gran variedad de especies pesqueras que, en sus etapas de crecimiento, entran al manglar para encontrar protección y alimento generados con hojas caídas y los productos vegetales liberados en dichos ecosistemas.

Ezcurra también habla de la protección que brindan los manglares a las costas: “si no hay manglares las costas quedan inermes y cada vez que entra una tormenta tropical los daños para la comunidad son inmensos. Esos gastos los tiene que cubrir el gobierno federal, es decir, todos los que pagamos impuestos”.

La cantidad de carbono que guardan los manglares también es relevante. Al talar el ecosistema se libera una gran cantidad de carbono, con lo cual se dificulta el cumplimiento del compromiso de México para reducir en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.

“El carbono que está en los manglares del caribe equivale a un año de emisiones de todo el país, esa es la cantidad capturada en las raíces de los manglares”, destaca el investigador.

La balanza puede estar equilibrada

Aunque los servicios que brindan los manglares a la sociedad son fundamentales para la vida, existe un círculo perverso impulsado por el sector turístico y la corrupción que permea en todas las áreas de la sociedad. No obstante, existen alternativas sustentables donde el deterioro natural del medio ambiente causado por la presencia humana puede ser compensado.

Para la construcción de un distribuidor vial en Progreso, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) requirió utilizar media hectárea de manglar. En respuesta, las autoridades de esta dependencia gubernamental accedieron a restaurar 100 ha de manglar para compensar el daño de media hectárea.

“Eso te indica que hay organizaciones, incluso en el gobierno federal, que tienen consciencia de la importancia de estos ecosistemas”, dice Jorge Herrera del Cinvestav-Mérida, quien está a cargo del proyecto que inició en el 2015 y tendrá una duración de cinco años.

Con la suspensión definitiva de las obras del proyecto Malecón Tajamar que se dio a conocer el 3 de febrero, diversas organizaciones de la sociedad civil, encabezadas por Greenpeace, señalaron que se trata de una victoria para el medio ambiente.

“Es una excelente noticia que el Poder Judicial en México reconozca el medio ambiente como un derecho que prevalece sobre los interese privados y los beneficios del manglar para miles de personas. La suspensión definitiva en Tajamar sienta un precedente para que evitar que cientos de proyectos similares avancen en todo el país y es un revés para la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat); la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que han insistido en la legalidad del proyecto”, destacaron.

La búsqueda de equilibrar los avances de las grandes industrias y la preservación del medio ambiente forman parte de la cotidianidad, y aunque todavía es necesario incidir en las políticas públicas, la sociedad civil en el caso Tajamar dio una muestra de la fuerza que posee para tener la oportunidad de vivir en un desarrollo sustentable.

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