Sustentabilidad

La contaminación por ruido, es un problema de cultura

El ruido es el contaminante ambiental que mayores molestias cotidianas provoca a la población de la Ciudad de México (CDMX) y la causa principal de denuncias ante la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT), aseveró Fausto Rodríguez Manzo, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El académico indicó que se trata de “un problema de cultura, de saber que el ruido causa daños a la salud, molesta y es un asunto de respeto entre los ciudadanos”. Abundó que el desmesurado incremento del parque vehicular ha sido identificado como la causa principal de generación de ruido, junto con la ausencia de una política pública que limite la circulación en lugares determinados.

El especialista en diseño arquitectónico bioclimático y diseño ambiental acústico resaltó la necesidad, tanto de una planeación sonora de las ciudades como de consideración del ruido ambiental como un elemento que afecta el paisaje urbano.

Por ello, recomendó la creación de “proyectos sonoros urbanos que susciten reacciones positivas y formen parte de la planeación y el diseño de la ciudad”. Además que las megalópolis afrontan diversos conflictos en cuanto a desarrollo urbano debido al tráfico vehicular, la aglomeración de personas, la falta de vivienda, el desempleo, la escasez y demanda de recursos naturales y servicios y la contaminación medioambiental, de la que el ruido forma parte.

Indicó que “la contaminación acústica se define como la presencia de ruido y vibraciones que impliquen molestia, riesgo o daño a las condiciones normales del ambiente”.

La exposición a niveles constantes o altos de ruido genera efectos adversos en la salud: trastorno del sueño, falta de concentración, dolor de cabeza, enfermedades cardiovasculares y daño o pérdida de la audición, afectando el desempeño de los niños en las escuelas.

El catedrático de la Unidad Azcapotzalco de la UAM dijo que las secuelas no auditivas del ruido en los seres humanos se manifiestan en pérdida del sueño, estrés, reacciones subjetivas –falta de confort, molestia, perturbación, frustración– y daños a la salud mental, corazón, presión arterial, fatiga y sistema digestivo.

El alto impacto de ese elemento en los ecosistemas ha afectado la vida de diversas especies y su hábitat, contribuyendo a la extinción de sistemas sonoros naturales y a una alta carga de morbilidad.

Ejemplificó que en la Ciudad de México las fuentes principales de ruido son la carga vehicular, la actividad del aeropuerto internacional, la operación de una planta industrial dispersa, el Metro y el tren ligero, la industria de la construcción, el comercio, formal e informal, las  aglomeraciones y la vida cultural y social.

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