Sustentabilidad

Exige falta de tierras cultivables un campo bio-tecnificado

En el planeta cada día se cuenta con 200 mil nuevos seres humanos que dejarán al paso de los años una gran huella ambiental negativa y que requerirán de consumir diversos recursos naturales a lo largo de su vida. De ahí que los sistemas agrícolas requieran ser más eficientes, tecnificados y permitan la preservación de la biodiversidad.

Sin embargo, la huella ambiental humana crece cada vez más, pues se estima que en el año 1960 una hectárea de cultivos le daba de comer a 2.3 personas y ese promedio ante la explosión poblacional en la actualidad equivale a una hectárea de cultivo para dar alimento a 5.6 personas. Aunado a que los 7,500 millones de humanos en la actualidad crecerá a 10 mil millones en 2050, situación alimentaria, ambiental y poblacional que se agravará por la presencia e impactos del cambio climático.

Situación que impulsa a transformar y eficientar el campo agrícola mexicano y mundial, que en la actualidad dista mucho de serlo, ejemplo de ello es que el 70% del agua dulce mundial se dedica a los campos de cultivo, conjuntado a que por plagas el 40% de las cosechas mundiales se pierden anualmente, esto según la FAO.

Por ello, México está obligado el apostar al uso de tecnología en sus diversos grados (tecnificación, biotecnología, marcadores moleculares, nanotecnología, etc), para así aumentar la productividad, ya que la extensión de tierras cultivables está en sus límites permisibles y en donde el gran agricultor ya usa tecnología, pero el pequeño agricultor no usa ningún sistema.

Más cuando sus dos principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá están tecnificados en un 90% de sus producciones en campo. Un ejemplo de la falta de uso de tecnología en México es el cultivo del frijol que en México (Sinaloa –Estado mayor productor del país) ha tecnificado el 50% de estos cultivos, pero en el resto de las zonas semi y desérticas del norte no presentan ningún sistema de este tipo.

agricultura

En el aspecto de mejora de la eficiencia agrícola en México se tiene el proyecto de seguridad alimentaria de MasAgro, en donde se impulsa una modernización tecnológica sustentable, ello a cargo del Centro internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Sobre el aspecto de ciencia, tecnología y biotecnología en campo, el investigador del Tecnológico de Monterrey (ITESM), Silverio García, dijo a este reportero que es esencial la eficiencia y mejora del maíz en campo, así como el rejuvenecer el campo, y si bien los productores ya son innovadores, no debemos perder a las nuevas generaciones aprecien que el campo si es negocio y se arraiguen a su tierra.

Añadió que en biotecnología y tecnología común es incipiente en México, y el campo no es un área que tenga colocada la ciencia que quisiéramos, y el reto es aplicarla en sectores primarios y secundarios y la idea es que desde el productor, las empresas, ganen en tener una agricultura y ganadería más sustentable. “La biotecnología no se ha aplicado en todos los campos y desearíamos se difunda en gran medida en los sectores pendientes”.

El CIMMYT trabaja con 200 mil productores en todo el país en donde se siembra maíz, trigo y grano asociado. Esto de un universo de 5 millones de unidades productivas de las cuales un 80% es de menos de 5 hectáreas. Cabe señalar que en México, se siembran 8 millones de hectáreas de siembra de maíz.

Al respecto, la empresa biotecnológica Syngenta dio a conocer que es necesario abrir en el mundo diversas alternativas que apoyen a los sistemas agrícolas sustentados en el beneficio social como en el desarrollo y aplicación de la ciencia, indicó Javier Valdez, director general de Syngenta, quien detalló que esta empresa desde 1970 ha trabajado en estudios de cerca de 50 mil compuestos que les ha permitido el lanzar al mercado de 1 a 2 productos biotecnológicos por año y que conllevan investigaciones por 8 años en laboratorio con inversiones que llegan a los 50 millones de dólares por cada uno.

Asistencia tecnológica que se estima permita dar mayor productividad y alargar la vida de los productos, una muestra de ello es la Papaya que en estos días vive en anaquel de 3 a 4 días y con los apoyos biotecnológicos mantiene su sobrevivencia en anaquel por 10 días.

erosion

Dijo que han sido 3.5 moléculas desarrolladas por año en la última década por esta empresa, que van desde el permitir que las semillas tengan un componente biotecnológico que les permita tener resistencia al stress hídrico, control de plagas, menor impacto al cambio de temperaturas, etc. Un caso señalado al respecto es la molécula que se desarrolló para el fungicida que controla la plaga de roya en la soja.

Explicó que el buen uso de la biotecnología da la oportunidad de crecer en un 1% la productividad en campo redunda en un aumento del 5% en ganancias para el campesino.

Según estimaciones de la FAO y el Banco Interamericano de Desarrollo, los retos de seguridad alimentaria implicarían aumentar alrededor de 60% en la producción de alimentos a nivel mundial y ampliar la superficie cultivable en al menos 12%. México enfrenta una situación especial por ser uno de los países más biodiversos del planeta, ya que ampliar las zonas de producción agropecuaria tiene un costo en pérdida de bosques, selvas y otros ecosistemas, además de los servicios que nos brindan.

Cabe mencionar que el sector agropecuario mexicano representa el 3.8% del Producto Interno Bruto, emplea al 13.1% de la población económicamente activa, pero el problema es que la productividad de este sector es más baja que la de otros rubros productivos; lo cual ha hecho que México ser un importador neto de productos agroalimentarios (con un déficit comercial de 3 mil 600 millones de dólares al 2010).

CASI LA MITAD DEL SUELO DE MÉXICO PRESENTA DEGRADACIÓN

De acuerdo con el Inventario Nacional Forestal y de Suelos -de la Comisión Nacional Forestal (Conafor)- el 45.2 por ciento de la superficie de México presenta degradación inducida por el ser humano, siendo las principales causas son: sobrepastoreo (23.9 por ciento), agricultura (18.8 por ciento), deforestación (3.8 por ciento), sobreexplotación de la vegetación (0.9 por ciento) y urbanización (0.5 por ciento), informó la maestra en ciencias por la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, Alejandra Alvarado.

Dijo que las “acciones del ser humano como cambio de uso de suelo, los ecosistemas los estamos cambiando para urbanizarlos, los estamos cambiando para sembrar, los estamos cambiando para poder producir ganado. Necesito tierra porque hay gente que quiere tener sus jardines, entonces agarran la montaña y la degrada”.

Mientras que a nivel mundial es un 33 por ciento del suelo el que está de moderada a altamente degradado debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación, contaminación química y agotamiento de nutrientes, todo ello agravando tanto la conservación de ecosistemas como del uso de tierras cultivables.

Indicó que “un suelo no saludable puede ser un suelo contaminado con metales pesados, contaminado con plaguicidas, con radioactividad, ese es un suelo pobre porque le puede transmitir enfermedades a los humanos como a las plantas” y, alertó que el ritmo actual de degradación de los suelos amenaza la capacidad alimentaria de generaciones futuras.

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