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Descubren tumba de gobernante prehispánico en Copalita

El sepulcro de un personaje que posiblemente dirigió hace 1,300 años el lugar hoy conocido como Bocana del Río Copalita, en Huatulco, Oaxaca, fue descubierto por investigadores en el área ceremonial de ese sitio arqueológico, donde también se hallaron otros 38 entierros, algunos de los cuales son de individuos que se cree formarían parte del grupo en el poder.

Los hallazgos de los enterramientos prehispánicos se registraron durante la sexta temporada de investigación que desarrollan especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en torno a la fachada superior del Templo Mayor del sitio, donde se concentró la elite; ahí los arqueólogos detectaron un sepulcro hecho con bloques de piedra de mampostería, de 1.8 metros de altura y 1 de ancho, que contenía la osamenta de un individuo, posiblemente del sexo masculino, que al momento de su muerte tenía entre 20 y 23 años de edad.

El arqueólogo Raúl Matadamas Díaz, director del proyecto de investigación en Bocana del Río Copalita, informó que se estima que el sepulcro—el primero que se descubre en el sitio— data de 700 d.C., y aunque no se ha determinado su filiación cultural, podría estar asociado a antiguos grupos que tuvieron contacto con zapotecas de los Valles Centrales de Oaxaca.

El investigador del INAH abundó que el esqueleto contenido en la tumba estaba acompañado por una ofrenda, de la cual destaca un fémur cortado que quizá servía como bastón de mando. “Este hallazgo —destacó— ayudará a entender las prácticas funerarias de las civilizaciones que ocuparon Copalita, principalmente del grupo gobernante, del cual hasta ahora no teníamos información”.

El personaje hallado, dijo, portaba un collar de cinco cuentas de jade, y sobre la caja toráxica restos de tres bolsitas, que en el momento de ponerlas sobre su pecho debieron contener pintura roja, pues algunas de sus costillas están manchadas con este pigmento; así como un hacha de piedra blanca de río, de 20 cm de largo, cuyo filo está pintado de rojo”.

El resto de los objetos con que fue sepultado el individuo, corresponden a seis vasijas de cerámica color café y crema localizadas a un lado de su fémur derecho; además de un plato de cerámica roja que contenía dos huesos de aves y dos navajillas de obsidiana gris, que estaban al lado derecho del cráneo.

“Alrededor de la sepultura también descubrimos los entierros de 22 individuos más, de los  cuales sobresalía el de un personaje femenino que estaba boca abajo, posición que por primera vez se encuentra en el sitio prehispánico, lo cual, quizá indique un acto de sumisión hacia el personaje contenido en la tumba. La osamenta portaba dos orejeras de jade y una cuenta localizada en sus vértebras lumbares”, mencionó Raúl Matadamas.

El investigador del INAH señaló que los 22 entierros que se encontraron alrededor del sepulcro datan de 700 y 800 d.C., por lo que se infiere que hubo una continuidad en el uso de ese espacio específicamente con fines mortuorios, y debido a su localización (en el Templo Mayor del sitio prehispánico donde residió la clase gobernante), es un área en la que únicamente eran colocadas las osamentas de individuos de alto rango o de la élite predominante del lugar.

En total suman 39 osamentas descubiertas por los arqueólogos, incluida la que estaba en el sepulcro, de la cuales tres corresponden a niños menores de seis años de edad, que estaban contenidos en vasijas; cabe decir que los arqueólogos hallaron un cuarto esqueleto de un infante (de aproximadamente seis años), pero éste fue colocado directamente sobre la tierra.

La Zona Arqueológica Bocana del Río Copalita fue ocupada por diversos grupos culturales entre 600 a.C. y 1519 d.C., entre ellos: el asentamiento de mixe-zoques (el más antiguo para el sitio), zapotecos de los Valles Centrales de Oaxaca, grupos poblacionales del Istmo de Tehuantepec; así como chontales y mixtecos (alrededor de 1100 d.C.), hasta la llegada de los españoles a principios del siglo XVI cuando se dio el abandono del lugar debido a una epidemia, según registros que dejaron cronistas españoles.

 

Acerca de Juan Carlos Machorro

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