Sustentabilidad

Analizan 24 países en vías de desarrollo un acuerdo global para financiamiento verde

En el primer foro de su tipo, en financiamiento verde, realizado en París, Francia y señalando un cambio en la política climática global, 24 países en desarrollo que representan el 27% del PIB mundial y el 44% de las emisiones globales de carbono, se están uniendo para crear un nuevo modelo que permita avanzar en materia de inversión en energía limpia.

Cuando 197 naciones acordaron las reglas técnicas para implementar  el Acuerdo de París en diciembre de 2018, el mundo finalmente pasó de la negociación a la acción. En el Acuerdo de París, los países adheridos se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media global muy por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales; así como perseguir esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1.5 grados centígrados.

Cuando el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático publicó su Informe Especial sobre el calentamiento global de 1.5 grados en octubre pasado, la necesidad de una acción climática inmediata se hizo evidente.

El enfoque ahora se ha volcado en ambiciosos planes climáticos nacionales, generados incluso en las economías emergentes cuyas emisiones se proyecta que crecerán más rápido. La movilización y la focalización de las finanzas son un punto central en su esfuerzo, ya que la Agencia Internacional de Energía estima que se requerirá una inversión anual de 1 millón de millones de dólares de aquí al 2050.

Partiendo de un modelo probado de bancos verdes públicos en economías avanzadas, más de dos docenas de países en desarrollo se reunieron en París para explorar el establecimiento de instituciones nacionales de finanzas verdes. Se unirán a ellos los principales bancos privados e instituciones financieras de desarrollo que también están deseosos de desempeñar un papel en el diseño de un nuevo sistema de financiamiento climático mundial.

La Cumbre de Diseño de Bancos Verdes (Green Bank Design Summit) marca el momento de una  nueva alineación en el que una masa crítica de naciones se pone de acuerdo para organizar y ofrecer vías de financiamiento que permitan una transición energética rentable, efectiva y rápida, al tiempo que promueven los objetivos de desarrollo.

“Una y otra vez, los bancos verdes con mentalidad empresarial y comercial han impulsado la formación de capital privado en la economía baja en carbono de las economías industrializadas, maximizando el impacto de los muy escasos recursos fiscales. Estas instituciones representan una gran promesa en los mercados emergentes, donde cada dólar público es aún más valioso y la necesidad de un desarrollo con bajas emisiones de carbono es igual de apremiante», comentó Ilmi Granoff, de la Fundación ClimateWorks.

Los 25 países que asisten a la Cumbre provienen de cada una de las principales regiones en desarrollo, incluyendo Asia (China, India, Vietnam, Malasia, Mongolia, Indonesia, Camboya, Kirguistán), África (Nigeria, Ruanda, Sudáfrica, Egipto, Kenia, Angola, Uganda), América Latina (Brasil, Chile, Argentina, Colombia, México, Perú), Medio Oriente (Líbano) y Europa del Este (Turquía, Ucrania).

En conjunto, estos países representan aproximadamente el 56% de la población mundial; el 26% del PIB mundial; el 69% del PIB de los países en desarrollo y el 43% de las emisiones mundiales de CO2 derivadas del consumo de combustible; así como el 71% de las emisiones de los países en desarrollo.

Estas naciones están tomando el control de sus futuras emisiones al enfocarse en los bancos verdes, una respuesta institucional que ha demostrado ser particularmente efectiva en la recaudación del capital necesario para satisfacer las necesidades de financiamiento de energía renovable, eficiencia energética, transporte con bajo contenido de carbono y otros sectores que implican el uso intensivo del carbono.

Los bancos verdes públicos en Australia, el Reino Unido, el estado de Nueva York y otras áreas, han tenido éxito en abordar las fallas del mercado que inhiben la inversión privada en tecnologías limpias.

“Las naciones en desarrollo se están tomando en serio la descarbonización, aunque también necesitan mantener un fuerte enfoque en el crecimiento económico y un desarrollo de gran amplitud. El éxito depende de la capacidad de inyectar financiamiento en el tipo correcto de inversiones lo suficientemente rápido. Esta es la razón por la que muchos de ellos están explorando bancos verdes como un medio para potenciar ese proceso», aseguró Paul Bodnar, Director Ejecutivo del Instituto Rocky Mountain, EEUU.

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