Opinión

También al SNTE

Agobiado por la ausencia de logros, agotado por la derrota electoral del pasado mes de julio y acorralado en el debate por la estrategia económica para el año próximo, el gobierno de Felipe Calderón se lanzó a la conquista de la “simpatía popular” mediante un acto de fuerza ante un “enemigo de la sociedad” como es el Sindicato de Electricistas, con la idea de que medias verdades y grandes silencios será suficiente para salir adelante. Sin embargo, el gobierno no tuvo que ir muy lejos para verse atrapado, de nueva cuenta, en sus muchas contradicciones, ni fue necesario esperar mucho tiempo para entender que, como siempre, sus cálculos no fueron acertados. El gobierno establece como elemento central de todo su accionar, lo costoso que resultaba para el país el mantener la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Y por supuesto, además lo más que oneroso que nos resultaba el sindicato. Y puede ser que el argumento sea válido. Pero entonces lo que falta es la explicación de fondo de la determinación asumida. No se requiere ser un experto para entender que en el proyecto de presupuesto de ingresos que el gobierno envió a la Cámara de Diputados se contempla el presupuesto para el año próximo para la “costosa” compañía.
Esto es, al momento de elaborar el presupuesto para el año próximo, ya se tenía contemplado el mantener viva a la compañía de Luz y Fuerza del Centro. Ahora, unos días después, el gobierno se percata de su error y decide “cerrar” una fuga de dinero. Como la contradicción es obvia, lo que se necesita es saber qué fue lo que disparó la decisión oficial, ya que está claro que el problema de dinero, por más que se diga lo contrario, no parece ser el verdadero motivo de todo este lío… Por otra parte, el gobierno se lanza a la conquista de los corazones de los electricistas. Y para enamorarlos, eleva el monto de las posibles indemnizaciones. Y sin rubor alguno, reconoce que estarían por sobre los montos marcados por la ley. La jugada es simple: comprar la simpatía de los despedidos. Primero con “más dinero” de lo que marca la ley y, después, con la zanahoria de la nueva contratación. Y queda a la vista que el gobierno tiene el derecho y la obligación de buscar por todos los medios a su alcance, las rutas que eviten el entallamiento de todo conflicto. Pero ante la decisión de “dar más” a los electricistas, en una medida que también le costará a todos los mexicanos, ¿qué es lo que piensan todos aquellos que en los últimos han perdido sus trabajos y en el mejor de los casos, han recibido la indemnización que marca la ley? Si el argumento de que los electricistas son entre otras muchas cosas, ineficientes lleva al gobierno a “pagar más” en las indemnizaciones, ¿qué es lo que se ha hecho para proteger a quienes no forman parte del SME y también han perdido su fuente de ingreso? El gobierno quiere que se crea que los electricistas son un mal para el país, pero habla de recontrataciones en una última gran contradicción. Y la pregunta es obligada ¿si son ineficientes, para qué se les quiere? Y si no lo son, ¿cuál es el soporte de un gobierno que miente para atacar a una organización sindical?… Si el gobierno buscaba simpatías, es posible que el problema con los electricistas le resulte mal. Es obvio que en todo el sector obrero, organizado o no, saben ya que el gobierno de Felipe Calderón es pro empresarial. Y que todos los movimientos que se registren en el sector tendrán un costo para los trabajadores. Si se quería alcanzar el apoyo de los usuarios, habrá que poner entonces en la báscula los dos aspectos obvios en todo esto. De un lado, el “sabadazo” contra el SME y el cambio de servidores en el sector eléctrico. Y del otro, el efecto brutal de la crisis económica. ¿Será suficiente acabar con un sindicato para que la sociedad crea que la crisis ya no existe?… Finalmente, queda abierto un frente de batalla más que tiene que ver con los aliados políticos de Felipe Calderón. Primero, aparece en el horizonte el negocio de la fibra óptica como elemento a tomar en cuenta en todo este asunto, especialmente cuando se habla de ligas del gobierno con empresarios para desarrollar estos programas que, entre otras muchas cosas, dejarían enormes ganancias. Y después, no puede olvidarse que a querer o no, las decisiones oficiales han desatado toda una ola de cuestionamiento contra el gobierno por su accionar selectivo. Esto es, el golpe al SME demanda acciones similares en contra de por ejemplo, Elba Esther Gordillo y el SNTE. El costo de la incapacidad y corrupción del magisterio controlado por la señora Gordillo es tanto o más caro que el de la CLF. Y se quiera reconocer o no, con efectos mucho más negativos en el largo plazo. En otras palabras, es posible que Felipe Calderón haya alcanzado una aparente victoria en el caso de los electricistas, pero es obvio, digan lo que digan las señales, que sus más importantes aliados electorales saben que, en cualquier momento, pueden ser puestos en la picota política y que no habrá nadie que los defienda.

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