Opinión

Revuelo por Ciudad Juárez

Juan Molinar Horcasitas
Juan Molinar Horcasitas

Juan Molinar Horcasitas

El país inició la semana con un hecho que se quiera o no, pinta de cuerpo entero el tamaño de la crisis de seguridad que enfrenta día con día, la población. El Diario de Ciudad Juárez, víctima de la violencia que se agudiza en esa población, emitió un mensaje a los cárteles de la droga para, sin más, buscar una “tregua” que les permita de alguna manera, desarrollar su labor informativa, y para saber los límites sobre los que se puede trabajar. Esta actitud molestó al gobierno federal, que sin más, se lanzó a cuestionar la posición del citado periódico, especialmente por los señalamientos del Diario en torno a la incompetencia de las autoridades encargadas de brindar seguridad y combatir el narcotráfico. Alejandro Poiré, vocero en materia de Seguridad Nacional, desató toda una tormenta en contra de los trabajadores del Diario. Y estableció que las víctimas lo fueron por sus actividades personales y no por su labor.

En otras palabras, de nueva cuenta la idea de la culpabilidad para justificar la incapacidad. Pero el problema es mucho más serio en el fondo y mucho más simple de identificar. Mucho más allá de lo que pueda significar el desempeño personal de los reporteros agredidos, lo que está claro es que Ciudad Juárez no tiene el clima adecuado para el desarrollo de ninguna actividad personal, sea del tipo que sea. En esta ciudad, como en muchas otras, la delincuencia cobra “cuotas” para que los ciudadanos, de todo tipo, puedan desempeñar su tarea diaria. Los ciudadanos de todos los niveles, “negocian” treguas con la delincuencia a cambio de pagos para que se les deje en paz.

Y esto, sin más, pone a la vista que la autoridad no responde a sus obligaciones de la manera en que tendría que hacerlo Hace cuatro años que el gobierno federal inició la guerra contra el narcotráfico, Y a lo largo de ese tiempo se han desarrollado  operativos y programas para “recuperar” Ciudad Juárez. Y hasta el momento, no se ha logrado más que reuniones de alto nivel, fuertes discursos y una que otra escaramuza sin que lleguen las soluciones de fondo. Así, ¿cuáles son las opciones del ciudadano? El gobierno puede mantener su actitud y seguir con su estrategia carente de resultados. Pero ¿los ciudadanos en qué posición quedan? Se acepte o no, la realidad dice que la autoridad no cumple con su responsabilidad. Y así las cosas, las treguas, públicas o no, son cosa de todos los días

. A pesar de la molestia del gobierno federal… Y en tanto esto de la seguridad, o inseguridad si se prefiere, agobia al gobierno, el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, se mantiene en el centro de huracán político gracias a su proyecto para acabar con las alianzas electorales en la entidad que gobierna. Lo mismo en la Cámara de Diputados que en la Asamblea de Representantes del DF, así como en el debate diario, Peña ha perdido el brillo que suponía nadie podría alterar. Y la verdad es que todo el problema radica tanto en la soberbia del mandatario, como en su incapacidad para desarrollar una estrategia adecuada para llevar a buen término la batalla emprendida. El señor Peña ha sido incapaz, como tantas otras veces, de explicar lo que se hizo y lo que es más importante, las razones por las que se efectuó. Peña apareció como temeroso e incapaz de hacer frente a los rivales políticos. Se creó la imagen de tramposo y capaz de modificar la ley para jugar con todas las ventajas. Y lo que es más serio.

Apareció como políticamente torpe. Y el costo, digan lo que digan las encuestas, será elevadísimo. No debe olvidarse que a principios de año se debatía el problema del intercambio del PRI con el gobierno federal de impuestos para dar dinero al régimen, a cambio de no alianzas en el estado de México. Y que hace muy poco, se registraba el caso de la niña Paulette que dejó muy mal parado al gobierno mexiquense. Así, este nuevo problema no es un hecho suelto, sino un eslabón más en una cadena de errores e incapacidades… No cabe duda de que los funcionarios públicos no entienden bien a bien lo que es el desempeñar un cargo de esta naturaleza. Mony de Swaan, titular de COFETEL, compareció ante el Senado de la República, sólo para demostrar su desprecio a esta representación mediante un mensaje en Twitter en el que estableció que sabía de miles de cosas más interesantes que cumplir con su responsabilidad.

Y por su parte, Juan Molinar, titular de la SCT, aún con el peso del caso ABC a cuestas, consideró que la entrega del espectro radioeléctrico a Televisa y Nextel es algo que no sale de la normalidad legal, a pesar de pleitos legales, amparos y críticas de tirios y troyanos. Y después se preguntan en el gobierno las razones por las que nadie confía en sus afirmaciones… La UNAM celebra sus primeros cien años, por más que en realidad sus antecedentes podrían remontarse hasta la Real y Pontificia Universidad. Pero el festejo por más grande que sea, no podrá poner en claro el alto significado que la UNAM ha tenido en la vida del país. Por más que haya quienes desean acabar con esa institución.

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