Opinión

Refinería es política

El proceso no pudo, en realidad, ser más burdo. Y el resultado no pudo ser menos serio. La construcción de la refinería que pondrá, supuestamente, en marcha la recuperación del país, resultó ser, en todos los aspectos, un ridículo político para el gobierno. Primero, queda a la vista que discursos aparte Felipe Calderón quiere sacar ventajas políticas de todo y que, llegado el momento de las decisiones de fondo, no está dispuesto a enfrentar los riesgos de las mismas. Así, al convocar a un foro para llegar a la determinación final, lo que, en realidad, Felipe Calderón le dijo a la República es que el gobierno no está en condiciones de tomar decisiones importantes. Con ello, la lógica indica que en Pemex y en la Secretaría de Energía no se tiene, ni se tuvo nunca, un estudio serio sobre las necesidades energéticas del país y la estrategia adecuada para resolver ese problema. Se tendría que esperar, por lógica pura, que Jesús Reyes Heroles y Georgina Kessel dejarían sus puestos en cuestión de horas. Después, es obvio que la decisión de llevar a Tula la nueva refinería no es más que un proyecto que pretende minimizar el hecho de que, contra toda voluntad del gobierno de Felipe Calderón la determinación final tendría que favorecer a un gobierno priísta. El grupo en el poder buscó por todos los medios a su alcance, llevar la refinería a Guanajuato, entidad con administración panista. Pero resultaba imposible hacer creer que ese proyecto superaba a los de Tamaulipas, Veracruz o Tabasco, por ejemplo. Del otro lado, entregar a cualquiera de esas entidades el proyecto tendría, en julio próximo, un efecto político electoral importante. Así, la opción fue Tula. Hidalgo tiene un gobierno priísta y la idea deja ver que si después de tres meses el gobierno de esta entidad no tiene resuelto el problema de los terrenos, entonces todo pasará a poder del PAN, en Guanajuato. El ridículo total. Hubiera resultado más claro y mucho más barato si desde el principio el gobierno de Felipe Calderón hubiera tomado la decisión de entregar la construcción a Guanajuato. Pero el afán de mantener imágenes y buscar cuidar las encuestas fue más importante. Y ahora, las especulaciones están a la orden del día. De cualquier manera, es obvio que Felipe Calderón tendrá que pagar elevadas cuotas de desgaste político. Y ello sin tener en cuenta que, en poco tiempo, saldrá a relucir, se quiera o no,  todo lo que en el fondo de este asunto, existe… Y en tanto, queda oculto el asunto del aumento criminal de la deuda externa. El gobierno que había prometido «no más deuda», ha sellado acuerdos para elevar en, por lo menos, un 25 por ciento el total de la deuda externa. El FMI, la FED y el BM han otorgado líneas de crédito al país que sumados, nos colocan en una posición de debilidad creciente. Y el problema crece si se nota que buena parte de esta estrategia tiene como objetivo final, el rescate de las empresas nacionales que entraron en crisis hace unos meses. Ahora, el gobierno hablará de la «baja» en la cotización del dólar o de la «recuperación» del empleo, pero no nos dirá primero, ¿cuántos empleos se perdieron en la crisis, cuántos millones de dólares de los que se han solicitado están destinados a sostener la nueva paridad, que se mantiene en el campo de la devaluación, ni cuáles serán las estrategias reales en el terreno económico para los próximos años?. Es cierto, hay una recuperación en la caída, ¿pero de cuánto será el decrecimiento de este año? Y lo que es mucho más serio, ¿qué tanto impactará en la economía familiar el año próximo?. Si cuando los panistas alcanzaron el poder la tortilla se encontraba en 4 pesos por kilo y, en la actualidad, ronda los 12 pesos, a pesar de las promesas de no aumento de Felipe Calderón ¿qué ha sucedido con el resto de la canasta básica?. El optimismo parece carecer de sustento. Y los riesgos sociales no han desaparecido… Y, finalmente, y aún cuando no se hable mucho de ello, la reaparición de las cuentas del gobierno de Vicente Fox resulta ser una muy seria respuesta de las oposiciones a la estrategia panista de desprestigiar a los rivales con afanes electorales. El PAN tendrá ahora, gracias a las torpezas de Germán Martínez que salir a explicar a la sociedad qué aconteció con los miles de millones de dólares que, a lo largo de la pasada administración arribaron al país, vía los recursos petroleros y que no se sabe bien a bien en qué se gastaron. Al líder del PAN le gusta acusar en base a «indicios», pero en el caso del gobierno del señor Fox lo que existe es la seguridad de que no se ha demostrado, adecuadamente, la forma en que todo ese dinero fue utilizado. Y ello, en el gobierno, tiene consecuencias legales.

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