Opinión

PRD contra reforma fiscal

Manlio Fabio Beltrones

Poco a poco, los espacios políticos nacionales quedan atrapados en la lucha por la sucesión presidencial. Y no sólo en la parte que corresponde a la idea de alcanzar una candidatura, sino que desde ahora y sin importar realmente las propuestas, lo que se pretende es acabar con los contrarios. Así, en unos días más, veremos la culminación de la lucha interna en el PRD para alcanzar el control del partido todavía en manos de Jesús Ortega y su grupo. Cualquier cosa que resulte del proceso de este fin de semana en el seno del perredismo, será un paso más hacia la batalla por la candidatura. Lo que sea que arroje el proceso como resultado final, será un avance en la línea de las fracturas y las pequeñas batallas en espera de la lucha final entre la mancuerna formada por Manuel Camacho y Marcelo Ebrard, en contra de Andrés Manuel López Obrador y sus allegados.

No se busca sólo una candidatura, sino consolidar una posición de poder en la que para los grupos en pugna, lo importante es acabar con el contrario sin importar lo que suceda más adelante. La sucesión en el PRD ha llevado a los perredistas de nueva cuenta, a una situación por demás risible. Dolores Padierna y Jesús Zambrano, ambos con más problemas de honestidad política de lo que son capaces de resolver, a disputar la dirigencia. Ambos tienen claro su objetivo y ambos permiten que todo el mundo sepa que lo que pretenden no es levantar un alicaído PRD, sino consolidar posiciones de las tribus a su alrededor. Y gane quien gane, el resultado permitirá ver a un PRD sin oferta de cambio, sin una propuesta real para la solución de los problemas nacionales y altamente dependiente de respaldos externos. Si ganara el grupo de René Bejarano representado por su esposa la señora Padierna, entonces todo el PRD quedaría sujeto a la voluntad de López Obrador y sería capaz de negociar cualquier cosa con los grupos internos, siempre con la mira puesta en el poder federal.

Si por el contrario, la victoria quedara en manos del grupo de los “Chuchos”, el PRD quedaría reducido a su mínima expresión política y dependería más que nunca, de los acuerdos y negociaciones que Manuel Camacho fuera capaz de alcanzar con el PAN y el gobierno federal en su batalla particular en contra de los priístas… Por su parte, los panistas han entrado apenas, en la ruta de la lucha abierta. El discurso del Presidente Felipe Calderón durante el pasado consejo nacional panista solicitando que se postule al mejor hombre, aún cuando pueda no ser panista en las elecciones del año próximo, provocó malestar en muchas partes.

Los panistas no quieren que la candidatura presidencial sea patrimonio del Presidente. Y Felipe Calderón no quiere dejar en manos del PAN una decisión en la que, se acepte o no, lo que está en juego es nada más, el futuro político de los integrantes todos… En el PRI la situación no es diferente. El grupo de Manlio Fabio Beltrones presenta una reforma hacendaria. Y desde la Cámara de Diputados se le ataca. La Cámara de Diputados presenta una reforma laboral que responde a los intereses patronales y a las ambiciones de Javier Lozano, secretario del Trabajo, y se quiere hacer creer que es buena para los trabajadores, cuando en realidad no pasa de ser un intento por “quedar bien” y para legalizar hechos consumados en los que los derechos de los trabajadores han quedado en entredicho. El PRI está en vías de posibles nuevas fracturas. Los grupos, tantos como en el PAN o en el PRD, quieren avanzar.

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