Opinión

Los cambios de Calderón

Ernesto Cordero

El ajuste en el gabinete de Felipe  Calderón para darle plataforma a  Ernesto Cordero con miras a la batalla interna en el PAN por la candidatura presidencial está lejos de ser un movimiento que ayude a resolver los retos nacionales. Es, a todas luces, un ajuste en el equipo interno del presidente que busca, sin lugar a dudas, la cohesión hacia la conquista de la nominación presidencial. Así, si alguien pensaba que en el último tramo, justo cuando se promete “terminar a tambor batiente”, vendrían cambios para dar paso a capacidades, alianzas y acuerdos, la realidad le ha demostrado que se cambió precisamente, para no cambiar. Los recién llegados poco dicen que no sea que son cuadros ligados al presidente y que su desempeño estará determinado exclusivamente, por la voluntad presidencial, sin que el interés nacional tenga algo que ver.

Lo que se buscará, dígase lo que se diga es, primero, la candidatura para el hombre designado de antemano y, después, la victoria electoral, “haiga sido como haiga sido” y sin que los límites de la legislación electoral sean un problema. Tal vez el punto más importante sea la determinación de colocar a Cordero en la ruta electoral, pero sin por ello entregarle el control de la Secretaría de Hacienda. Su equipo que tanto batalló para que fuera uno de los actuales subsecretarios el “heredero”, tendrá que conformarse con ver las decisiones desde la barrera, con el arribo a la titularidad de la dependencia de un cuadro cuyos más importantes atributos son, como ya se dijo, la cercanía con el Jefe del Ejecutivo…

Y el extitular de Hacienda, decidido por lo visto a mantener su línea de declaraciones sin contenido real. Apenas se convirtió en precandidato, y se lanzó al ataque en contra de los priístas, a los que culpó de todos los males nacionales, del pasado y del presente. Este discurso podría tener alguna justificación si no fuera por el hecho simple de que los ciudadanos quedan en el papel de tontos desde la óptica del señor Cordero. Y pudiera ser que los votantes decidieran preguntarse algo mucho más sencillo. Ya sabemos lo que es el PRI, ¿pero no sería bueno que Cordero nos explicara mejor las razones por las que tendríamos que entregar nuestro voto a un partido que en 10 años de gobierno arroja tan pobres resultados? En otras palabras, ¿todo lo que el señor Cordero ofrece es el no voto por el PRI? ¿Después de la nefasta experiencia del voto útil? ¿No hay quien le explique al exfuncionario que hace falta una propuesta algo más seria para alcanzar el voto de los mexicanos?

La pobreza política podría ser el ingrediente principal en la próxima campaña presidencial si las cosas se mantienen en la línea actual… Y si las cosas no fueran suficientes con lo anterior, en el mundo financiero, ese que el señor Cordero acaba de abandonar, la tensión crece día con día y la recesión amenaza con dejar de ser un fantasma, para convertirse en una dolorosa realidad. Y entonces habrá que oír más que acusaciones sobre los rivales, las “disculpas y explicaciones” de quienes manejaron todo el mundo de las finanzas en México… Un dato que llama la atención en estos momentos es la forma en que Nuevo León se ha descompuesto políticamente hablando. Resultado de la violencia y la incapacidad del gobierno de Rodrigo Medina, la tensión con el empresariado local se ha convertido en un serio agravante.

La situación alcanzó ya niveles tan serios, que son muchos los que aseguran que el gobierno local se encuentra en un grado de extrema y creciente debilidad. Y así, se ha formado un grupo de soporte en el que Carlos Salinas de Gortari podría tener un sitio preponderante, con lo que se busca mantener a Medina como gobernador. El problema es que, sea como sea, para todo mundo es claro que el señor Medina es cualquier cosa menos el gobernador de Nuevo León, por más que aparezca como tal. Es más, muchos señalan que la parte de imagen del gobierno es la que le toca a Rodrigo Medina, en tanto que la real se encuentra en el grupo de apoyo… Otra entidad que se descompone de manera acelerada, es Veracruz. Se persigue a “tuiteros” como si fueran terroristas, se “detiene” a “zetas” para crear la imagen de control, pero en la práctica, la realidad es que poco a poco, la confianza en el gobierno local se evapora. Con todo lo que ello representa.

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