Opinión

Lo cotidiano con clase

Cuidar el agua hoy significa asegurar la vida de las generaciones futuras, por lo tanto” no podemos seguir siendo unos simples espectadores de este grave problema”, fue el planteamiento firme y decidido empleado por las senadoras del Partido de la Revolución Democrática, Martina Rodríguez García y Claudia Corichi García, al presentar ante el pleno del Senado de la República, un punto de acuerdo para la Construcción de un Pacto Nacional por el Agua.

En la sesión del jueves 18 de febrero, las legisladoras perredistas consiguieron que sus compañeros atendieran su reclamo y aprobaran turnar a la Comisión de Recursos Hidráulicos su propuesta en donde se destaca la necesidad de aplicar leyes públicas y compromisos concretos que permitan atender de forma eficiente la problemática de este recurso natural no renovable.

En las consideraciones del punto de acuerdo se asienta que el agua es un recurso natural indispensable para la sobrevivencia del Planeta y su escasez provocaría graves problemas sociales, políticos y económicos.

En el documento se convoca a los Ejecutivos de las Entidades Federativas, así como a los diversos actores públicos, privados y sociales, interesados en el tema y, se puede señalar que más que interés, lo que debe moverlos es la preocupación y la obligación, a cuidar el líquido que es vital para la vida del planeta en su conjunto.

La propuesta fundamentalmente es que se establezcan campañas para el uso responsable del agua, sanearla, reciclarla, evitar la sobrexplotación de los mantos freáticos y tecnificar los riegos agrícolas, utilizando en ellos prácticas que permitan su ahorro.

Para nadie es un secreto, como lo dejaron ver a la hora de la presentación del Punto de Acuerdo, que la situación del agua en nuestro país es compleja y delicada, entre otros factores, por la falta de disponibilidad, la contaminación, el desperdicio, el crecimiento de la población y una utilización irresponsable del recurso.

A ello, se debe añadir que no hay políticas públicas exitosas que generen conciencia en las personas respecto de la importancia de preservar los recursos hídricos, así como tener una infraestructura precaria, insuficiente u obsoleta.

Y, lo que debe tomarse muy en cuenta: el impacto ecológico por la escasez es irreversible e implica desaparición de lagos y humedales, disminución de caudales de ríos, agotamiento de manantiales, pérdida de vegetación, desaparición de ecosistemas, depreciación de la calidad del agua, hundimiento y agrietamiento del subsuelo.

Además, es de subrayarse que en el ámbito económico el impacto sería delicado al presentarse alzas en los costos de extracción del agua que deriva en el encarecimiento de diversas actividades del hombre, sobre todo, las relacionadas con la producción de alimentos y el suministro de agua potable a la población.

La advertencia y el llamado a suscribir el Pacto Nacional por el Agua, muy atendible por cierto, de las senadoras Rodríguez y Corichi, por ningún motivo, mucho menos por pruritos o celos políticos, deben caer en la indiferencia y el clásico “me vale m…”, sobre todo porque organismos gubernamentales, internacionales y académicos advierten que, en los próximos 15 años las lluvias disminuirán agravando la escasez de agua y las temperaturas extremas causarán estragos en México, afectado considerablemente al sector alimentario.

La poca agua disponible será insuficiente para abastecer cultivos de riego, al ganado e incluso a los humanos, prevaleciendo más las sequías en el norte; en el centro, las heladas e inundaciones y en el sur, las lluvias extremas y los huracanes.

Ya para que seguir con pronósticos tan negativos: Lo que se debe hacer, es atender el llamado para cuidar y preservar el agua y no exponernos a enfrentar conflictos sociales, sobre todo cuando se recuerdan el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

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