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PEPE CAMARA

El rápido crecimiento del uso urbano-industrial del agua, ha impedido el control y racionalización de su explotación, y la distribución de este valioso recurso, lo que  genera un alto índice de desigualdad regional para el abastecimiento.

Lo da a conocer, el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, al señalar que en todos los casos el agua se privilegia para un consumo urbano-industrial, pero sufre procesos de deterioro que llevó al Estado prohibir en los años noventa, la irrigación de algunos cultivos con líquidos residuales urbanos, ante el aumento del cólera.

En el documento “Historia líquida de las políticas públicas para resolver un problema nacional: el agua”, el CESOP argumenta que la superficie de riego con líquidos residuales tiende a multiplicarse, mientras que el total bajo irrigación permanece constante o decrece, como resultado del deterioro de los distritos.

Tratar este tipo de agua requiere un financiamiento  superior al destinado, en su momento, a las grandes obras hidráulicas, y tal vez, del asignado en la actualidad a infraestructura de las urbes que contaminan.

El problema de fondo, es que el grueso de los caudales del centro del país, carece de limpieza absoluta para el uso agrícola o animal y son peligrosos para el consumo humano directo.

Respecto a la demanda urbana del agua en la Ciudad de México, se satisface de cuencas vecinas o distantes orientadas al Pacífico y de sobreexplotación del acuífero, para enviarla, contaminada, al Golfo.

El CESOP se apoya en datos de la ONU, que precisan la persistencia de la brecha entre el ámbito rural y urbano en torno al acceso al agua; actualmente 96 por ciento de la población urbana ocurre a fuentes de agua potable, en comparación con 84 por ciento de la rural.

Entre 1990 y 2015, la proporción de la población mundial que usa instalaciones sanitarias mejoradas pasó de 54 a 68 por ciento; dos mil 100 millones de personas acceden a instalaciones sanitarias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), reporta alrededor de tres mil 900 niños que fallecen al día a causa del agua contaminada y falta de higiene; las enfermedades transmitidas a través de este líquido o de excremento humano, constituyen la segunda causa de muerte infantil en el mundo, después de las enfermedades respiratorias.

Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el acuífero del Valle de México está sobreexplotado. De acuerdo con un documento publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de septiembre de 2016, la extracción de agua es de 623.8 millones de metros cúbicos anuales, mientras que la recarga es de 512.8 millones de metros cúbicos al año.

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