Opinión

Lo Cotidiano con Clase

La siguiente es una información para todos aquellos que por la razón que sea, les es difícil, por no decir que imposible, dejar de fumar tabaco, y recurren a los cigarrillos electrónicos que se comercializan al margen de toda regulación e información para los consumidores.

Este cigarrillo pareciera no ser tan dañino como el convencional, sin embargo, hace falta más investigación para determinar con certeza las políticas públicas que deberán implementarse en cuanto a su uso.

Se necesita que las autoridades de salud analicen tanto el contenido de los líquidos utilizados en estos dispositivos, como las medidas aceptadas para verificar la seguridad de quienes los consumen.

Con esta premisa, la Comisión Permanente aprobó un dictamen con punto de acuerdo que demanda a la Secretaría de Salud, informar los resultados de investigaciones científicas, respecto de los posibles daños a la salud que pudiera producir el uso de este dispositivo electrónico, a fin de contar con los elementos suficientes para regular su uso en el país.

El texto destaca que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a casi seis millones de personas al año; más de cinco millones lo consumen o lo han consumido y más de 600 mil son no fumadoras, expuestas al humo ambiental, es decir, fumadores pasivos.

Los cigarrillos electrónicos vaporizan una mezcla con o sin nicotina generando propilenglicol, partículas PM2.5, nicotina y sustancias cancerígenas que contaminan los espacios cerrados.

Aunque en otros países donde se comercializa este cigarrillo electrónico se asegura que son inocuos, los senadores puntualizan que no se pueden excluir los riesgos para la salud asociados al uso o a la exposición al vapor de los cigarrillos electrónicos.

“Se han encontrado sustancias cancerígenas en líquido y vapor de cigarrillos electrónicos, y se han descrito efectos adversos relacionados con su uso, algunos severos”.

Además, se ha mostrado que después de cinco minutos aumenta la resistencia de la vía aérea y disminuye la fracción exhalada de óxido nítrico, cuyo patrón de cambios en los mecanismos de las vías aéreas y del óxido nítrico exhalado es similar al tabaco.

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