Opinión

Las alianzas

Resulta en verdad, difícil encontrar el soporte de semejante contradicción. En Durango, en un acto que provoca más repulsa que otra cosa, se formó la primera alianza electoral en contra del PRI. El grupo de aliados quedó conformado por el PAN, el PRD, el PT y Convergencia, El argumento para alcanzar esa unidad no es otro que el deseo de vencer al PRI. Pero la contradicción, una más de las muchas que esto encierra, cobra vida cuando el candidato de todos los enemigos del priísmo, decidieron imponer como abanderado a un político que hasta el sábado pasado, formaba parte del PRI. Esto es, carentes de vergüenza, todos, y sin rubor alguno para reconocer que los partidos unificados carecen de un cuadro capaz de convencer a los ciudadanos de Durango, determinaron que la solución se encontraba en robar al priísmo, uno de sus políticos. Así, en las fotografías que dejan ver la pobreza de los políticos reunidos en ese evento, registraron a César Nava, presidente del PAN, al lado de Jesús Ortega y Manuel Camacho, cuadros políticos que se cansaron de acusar a Felipe Calderón de ilegítimo y espurio. Aparece Rodolfo Elizondo, panista de Durango, al lado de un traidor al PRI y lo reconoce como el ideal para figurar como candidato contra el partido tricolor. Esta situación, que no es otra cosa que una burla a todos los ciudadanos, deja ver que panistas y perredistas, en el oportunismo más silvestre que uno pueda imaginar, decidieron reconocer públicamente no sólo su incapacidad, sino su pobreza política y su absoluta ausencia de ética para el desempeño político. No se requiere de mucho para entender el verdadero mensaje de todo esto. PAN y PRD en verdad tienen miedo de que el PRI pueda recuperar el poder. Así las cosas, la interrogante que los ciudadanos deben plantear es muy simple ¿a qué se debe ese temor? Y la respuesta es por supuesto más sencilla aún: tienen temor por lo mal que se han desempeñado en el poder. Y la alianza no es más que la demostración de ello. Si la tendencia sigue, podríamos tener una alianza en Veracruz, para postular a otro expriísta, esta vez Miguel Angel Yunes. Y en Oaxaca, para postular a otro expriísta como Gabino Cué, Y en Puebla, para llevar como candidato a otro expriísta, ahora en el PAN, como es Rafael Moreno Valle. O en Hidalgo, para postular a una foxista que no panista, como es Xóchitl Gálvez. Eso que es en verdad de llamar la atención, nos dice simple y llanamente que el partido en el poder, con el presidente de la República como su jefe, carece de cuadros políticos capaces de disputarle a cualquiera, los puestos de elección popular importantes. El problema crece cuando se entiende que varios de los posibles candidatos de estas sumas de debilidades, quedan ubicados dentro del control de Elba Esther Gordillo. Y entonces la conclusión es que no gana el PRD, que pierde el PAN y que quien impone condiciones es la dirigente del magisterio nacional. Una verdadera vergüenza para todos. Y un abierto insulto para los electores… El asesinato de varios jovencitos en Chihuahua es motivo otra vez, de acciones, decisiones y discursos políticos de todos para evadir responsabilidades. Queda claro que en Chihuahua, como en buena parte del país, la violencia está totalmente fuera de control. Las autoridades locales están absolutamente rebasadas. Pero las federales quieren no sólo escapar a su propia responsabilidad, sino aprovechar la situación para atacar políticamente a los gobiernos locales encabezados por políticos de la oposición. No obstante la situación es muy sencilla. El gobierno federal inició una guerra en contra del narcotráfico y los resultados no aparecen por ningún lado, por más que se quiera hacer creer que “vamos ganando”. Ya no se trata tan sólo de los muertos, que suman ya demasiados miles. Se trata de que esa violencia digan lo que digan las voces oficiales, no se traduce en mejoría para el ciudadano. El temor crece, y es claro que el control de la situación no está en manos del gobierno. Hace algo más de un año, el gobierno replanteó las cosas y anunció el éxito como algo al alcance de la mano. Ahora, los números nos dicen que estamos peor que antes. Y se habla ya de un nuevo reajuste a la estrategia. Pero bastaría con entender que si el narcotráfico es un negocio, la guerra declarada por el gobierno no ha dañado es ingreso de los cárteles. Después de tres años de combate, el flujo de dinero se mantiene. No hay combate al lavado del efectivo y los ingresos aumentos. El número de consumidores crece y a pesar de los discursos, no hay nada que nos permita realmente, presumir. El combate al narcotráfico se planteó como una medida política y lo que ha logrado es acabar con muchas cosas. Y por el momento, el riesgo del Ejército no pueda ser ni más claro, ni mayor.

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