Opinión

La política: El silencio

POR: Adolfo Montiel Talonia

El movimiento crecía y crecía. Pacíficamente. Lo más que hacían eran pintas. Empezó a patadas y puñetazos. La ciudadanía veraneaba eso, eran las marchas. La guerra fría estaba en plenitud. Cuba y el comunismo inquietaban. Y la confrontación de la Unión Soviética y Estados Unidos, entre Nikita y Kennedy crecía. La CIA tenía las manos adentro. Era época de misterio y de imaginación. En los cafés se bajaba la voz. La frase era “los meseros espían”. Persona con tinte extranjero era sospechoso de ser de la CIA.

El ambiente  era tenso.   El Presidente nombró al joven Jorge de la Vega Domínguez y a Andrés Caso como enlaces para dialogar. Cuando los líderes exigieron “Diálogo”. Y condicionaron que fuera público. En el Zócalo. La intransigencia apareció. Los días se terminaban para inaugurar   los Juegos Olímpicos. El Presidente Díaz Ordaz endureció. Y la represión era la opción.

Gustavo Díaz Ordaz planteó que México estaba en peligro. Lo hacía sentir. Creyó en la intención de violentar el movimiento. Y llegó el 2 de octubre. Se envió al ejército comando. Aun se preguntan ¿Quién disparó? La matanza ocurrió. Las redadas se hicieron y cientos de estudiantes fueron metidos a la cárcel. Gustavo Díaz Ordaz dijo que peligraba México. Pero nunca dijo de quién. El silencio imperó.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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