Opinión

La línea dorada del Metro

Línea dorada. Así fue llamada la línea 12 del Metro, Tláhuac-Mixcoac. Comunicación oriente-poniente-oriente en el sur de la ciudad de México. Beneficia, beneficiaba, a 300 mil usuarios diariamente. Obra señera de una administración capitalina que mostraba a los ojos de la ciudad y del mundo, urbi et orbi, capacidades de un hombre, cree él, destinado a responsabilidades mayores. Como tal le reconocían pares de distintos países. El alcalde más destacado. Sus experiencias fueron demandadas en organismos internacionales. Se le asignaron tareas a las que oportunamente renunció para volver y preparar una eventual candidatura.

linea12

El sueño se esfumó. La obra cumbre de una administración, la línea de oro, se volvió de cobre. Fallas en su planeación, construcción, operación, llevaron a una suspensión del servicio en11 de las 20 estaciones que la integran. ¿Por qué no habrán sido suspendidas todas?

Para la investigación de lo sucedido se convocó a “expertos” extranjeros. Como si aquí no los hubiera. Los tenemos, por supuesto. Previo al inicio de operaciones del sistema en 1969, durante su construcción misma, jóvenes ingenieros egresados en su mayoría del Instituto Politécnico Nacional, fueron enviados a Europa a estudiar equipos, mecanismos, procedimientos similares a nuestro proyecto. Especialmente en Francia. Recuerdo entre ellos Jorge Chirino Anzures. Llegó a ser gerente de material rodante del Metro. Fue liquidado en un cambio de administración. Después debió contratársele como consultor externo. Su experiencia, sus conocimientos eran necesarios. Siguen siendo necesarios.

Consecuencia de las primeras investigaciones de lo ocurrido con la línea 12 fue sanción a 33 funcionarios. Los primeros, seguramente serán más. En principio, se les inhabilitó para el servicio público. Por 20 años a Enrique Horcasitas, exdirector del Proyecto Metro Distrito Federal.

La línea dorada se colapsó. Hoy nos enteramos: hasta noviembre del 2015 volverá a operar en su totalidad. Vamos mal y más mal seguiremos mientras no sepamos a cabalidad lo sucedido, el monto de las pérdidas, quién habrá de solventarlo. Se espera, que ahora sí, a las sanciones administrativas sigan las de tipo penal. Todo apunta a que esta tragedia (es tragedia) social, urbana, económica, política, es resultado de prácticas corruptas. El ministerio público integrará la averiguación. La presentará a la autoridad judicial. Que así sea. No es posible que semejante quebranto en los aspectos señalados quede sólo en el ámbito de lo administrativo.

Hoy aparecen en vagones del Metro avisos de su sindicato, convocando a los usuarios para defender nuestro Sistema. Insisten en aspectos de mantenimiento. La visión de los trabajadores corresponde a lo que eventos en las líneas nos demuestran, independientemente de que entre ellos ha habido quienes han incurrido en faltas en el servicio. Por su parte la empresa, social, ha denunciado actos de sabotaje, si bien no son señalados posibles responsables.

Son dos visiones distintas. Pudiera haber razón en una y otra parte. Sin embargo, lo necesario es que unos, los trabajadores, y otros, la empresa, conjunten esfuerzos para lograr un servicio acorde a las necesidades de nuestra gran ciudad. El Metro es troncal en los requerimientos de transporte. Su eficacia y eficiencia influyen, en gran medida, en la calidad de vida de los capitalinos todos y de cuantos nos visitan para los fines que sean. Obligados los acuerdos y el cumplimiento a cabalidad de las responsabilidades.

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