Opinión

La dignidad del ser humano

Desde el mes de agosto, los habitantes del Distrito Federal hemos venido soportando una situación completamente extraña.

Los profesores de determinada agrupación sindical, han venido al Distrito Federal a presentar sus demandas a las autoridades del ramo.

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No es el caso ni tampoco somos las personas adecuadas para opinar al respecto, si tienen o no razón. Lo que nos llama la atención es que sus protestas no son digamos muy ortodoxas y también nos intriga por qué los policías, granaderos y demás autoridades permiten tantas agresiones a la dignidad de los servidores públicos. Estamos viendo un episodio de indignidad humana. Los cristianos creemos que todo ser humano está creado a la imagen y la semejanza divina. Creemos que ningún ser humano tuvo que hacer algo para venir a este mundo. La vida es un verdadero milagro en el cual ninguno de nosotros tuvo algo que ver.

No creemos en un hecho fortuito, pero tampoco dejamos de admitir que la vida es una bendición de Dios. Reconocemos que la vida se debe a un acto de amor en principio y a la voluntad divina que nos conoció desde antes de nacer. Desde luego que cuando afirmamos esto, nos referimos al amor que existe entre un hombre y una mujer que deciden engendrar y concebir un hijo.

Sin embargo si reconocemos esto, también debemos reconocer que si la voluntad divina permitió mi nacimiento, entonces hay un propósito de que yo ande por aquí. Entender esto es difícil, pero así es. Por tanto uno de los elementos de la dignidad es saber que hay un propósito para mi vida.

El otro asunto si ya resolvimos lo relativo a la vida, es que si hay un propósito para mi vida, entonces tengo un potencial para cumplirlo.

Puedo por ello vencer retos, establecer metas y aún puede mi vida inspirar a otros para desarrollar también todo el potencial que poseen.

De manera que resulta muy triste que se atente contra la dignidad humana de los servidores públicos por parte de otros servidores públicos y que no se haga nada.

Podemos ver que no existe un programa que rescate la dignidad humana de los servidores públicos en materia de seguridad y vigilancia. Es penoso mirar la marcha diaria de cada día.

Todos los hombres hemos sido hechos de una misma sangre, no permitamos que ante nuestros ojos la dignidad de otros como nosotros se menoscabe.

Todos los hombres somos iguales y la dignidad de los demás también yo la debo procurar. El apóstol Pablo dice, que en cuanto a honra, debemos preferirnos los unos a los otros.

Que el gran Salvador Cristo Jesús, rescate los corazones de los mentores que están en nuestra ciudad y que la dignidad de seres humanos de los policías permanezca intacta hasta que no haya un hermano que hiera a su hermano o se aproveche de él por su estado de necesidad. Rescatemos la dignidad de nuestro pueblo.

Esto es posible en el nombre que es sobre todo nombre. El nombre de Cristo Jesús reinando en cada corazón.

*Pastor General de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R.ser@icir.org

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