Opinión

Guiados por fe (última parte)

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan” (He.11:1, 6).

En los dos artículos anteriores escribí acerca de la fe como doctrina y como creencia. Señalé que la fe como doctrina es el conjunto de principios y verdades bíblicas que sostiene una persona, religión, iglesia o denominación cristiana; en tanto que la fe como creencia lleva a la persona a esperar firmemente en Dios y en sus promesas.

En esta tercera y última parte reflexionaré cómo la fe, como doctrina y como creencia, hacen posible una relación personal con Dios.

Dice el escritor de la epístola a los Hebreos: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (He.11:1, 6).

Esta última parte la consideraré a la luz de esta afirmación bíblica y del testimonio de Noé.

Cuando Noé escuchó la voz de Dios supo quién le hablaba, entendió el qué, el por qué y el para qué del mandato divino. La orden fue recibida y el patriarca nunca dudó en obedecer la voz de Dios. Esto fue determinante para que a través de la obediencia Noé estableciera una relación personal con Dios por medio de la fe y la acción. La fe, dice el apóstol Pablo, viene por el oír, y el oír la Palabra de Dios. Noé oyó la voz de Dios y se fortaleció en fe al atender el mandato divino. Noé creyó en Dios (fe como doctrina) y le creyó a Dios (fe como creencia), de ahí su caminar con Dios (relación personal con Dios). Por ello el testimonio bíblico: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (He.11:7).

De acuerdo con el testimonio de Noé, no basta confesar la fe (doctrina) si ésta no va seguida de la acción (creencia). Con cuánta razón el apóstol Santiago sostiene: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por sus obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe (Stg.2:14-24).

Debo aclarar que lo dicho por el apóstol Santiago no contradice la afirmación del apóstol Pablo en Efesios 4:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.

Queda claro, la salvación es sólo por la fe en Jesucristo y es recibida por un acto soberano de gracia divina en favor del creyente, pero esta fe salvadora debe ser seguida por las obras que la confirmen; pero no porque las obras son necesarias para ser salvo, de ser esto así, seríamos corredentores con Cristo para alcanzar salvación. Dice el Señor Jesús: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mt.7:17-20).

En consecuencia, para tener y mantener una relación personal con Dios no basta sostener una fe doctrinalmente bíblica, es necesario vivirla. La fe, obediencia y acción, fueron determinantes para que Noé caminara con Dios y para que Abraham fuera llamado amigo de Dios.

¿Quieres tener una relación personal con Dios por medio de la fe? Escucha y obedece su voz y tú también serás llamado amigo de Dios.

* Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org

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