Opinión

Gómez Mont se metió al callejón de las patadas

En el mar de confusiones sobre el combate a la delincuencia, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, lanzó este inusitado reto: “Señores, los estamos esperando. Métanse con la autoridad y no con los ciudadanos. Los estamos esperando. Ésa es una invitación que les hacemos”.
De ninguna manera corresponde a un responsable de la política interior asumir esa actitud de barriada. La Secretaría de Gobernación tiene la obligación de resolver los problemas y buscar soluciones, no provocar peores desmanes.
El reto de Fernando Gómez Mont implica un enfrentamiento mayor con el hampa y causar más muertos, precisamente en Michoacán, uno de los estados de la República donde ha corrido más sangre.
En esa entidad pretenden el control territorial el cártel de “La Familia”, el de los Beltrán Leyva y, por supuesto, el sinaloense del “Chapo” Guzmán.
Según los recientes acontecimientos, “La Familia” ha reafirmado su poderío y hace dos semanas llevó a cabo 19 atentados contra la Policía Federal Preventiva, habiendo asesinado a, por lo menos, 12 agentes de esa dependencia.
Uno de los jefes de “La Familia”, apodado “El Tuta”, habló a una televisora michoacana y planteó el diálogo al gobierno, además de pedir que la policía no ataque a familias de los propios delincuentes. Esto es inaceptable y Gómez Mont respondió que el gobierno no pacta con el hampa, en lo cual estuvo acertado.
Sin embargo, un día después recibió el alto funcionario la visita del gobernador michoacano, Leonel Godoy, y delante de éste formuló el desafío a la “Familia”.
Gómez Mont se ha desempeñado como litigante y sabe que la autoridad no debe, en ninguna circunstancia, incitar a choques sangrientos, como en realidad lo hizo.
Tras la solicitud de diálogo atribuido a “El Tuta”, el huésped de Bucareli ya había dado respuesta. ¿Por qué incitó a los narcotraficantes a nuevas confrontaciones?
No se sabe de cuántos individuos dispone el cártel michoacano. Y tal vez no abandone su ilícita actividad y responda con mayor ímpetu. Si le toman la palabra a Gómez Mont y de nuevo son atacadas las fuerzas federales, al propio funcionario le van a imputar cuanto suceda. En estos casos se debe actuar con la mente fría y hacer a un lado la arrogancia.

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