Opinión

Gobierno: Tres Poderes… Tres Órdenes

* Es de suponerse que por el cobro de anuncios exhibidos en paredes de andenes del Metro, y en vagones, pronto se alcanzarán los recursos necesarios para atender áreas críticas en sus instalaciones, equipo, y operación. Anuncios como los de un ron, de un whisky, y el de refresco con envases personalizados. Aplauso a los directivos. Seguramente se resolverá el problema de continuas fallas en escaleras electro mecánicas; relojes colocados en los muebles que indican la dirección serán repuestos en su totalidad, lo común es que no sirvan; en tiempos de lluvia desaparecerán las filtraciones que mojan pisos hasta hacerlos resbaladizos; los trenes con diez vagones sustituirán los que arrastran seis; entre los vagoneros habrá más becados para que encuentren una mejor manera de ocuparse, sobre todo los faquires que tienden camisas con vidrios para caminar o acostarse sobre ellos; la frecuencia de paso se podrá acortar y regularizar a fin de ofrecer a los usuarios certidumbre en sus viajes.

* ¿Y las campañas contra el alcoholismo? ¿Y la lucha contra bebidas azucaradas que provocan obesidad causa de males mayores? Por favor, quién se fija en minucias. Lo urgente está antes que lo importante y lo urgente hoy es restituir a la Ciudad de México un Metro eficaz que garantice seguridad, oportunidad, certidumbre, a los usuarios. Así, síganse anunciando en el Metro bebidas alcohólicas (un tip, el sub sector cervecero ofrece oportunidades); hay más refrescos con posibilidades de promoción además de los de envase personalizado; adelante con golosinas y otros productos llamados chatarra. No se sigan los pasos de prohibicionistas que eliminan en horarios infantiles ese tipo de anuncios en medios electrónicos. En cuanto a la salud pública, ah, eso es otro asunto.

* Tiempos en que la migración de indocumentados a países que ofrecen mejores formas de vida, comenzando por la posibilidad de empleo, convierte el fenómeno en problema social crítico, de seguridad, político. Esto trae a mi recuerdo pintas en bardas de esos países que plasmaban sentimientos de víctimas de la xenofobia, en los años 60: “Estamos aquí… porque ustedes estuvieron allá”; “Antes de que ustedes llegarán, nosotros ya vivíamos aquí”. Polvos de aquellos lodos. Resabios de un colonialismo que no termina.

* Partió el maestro José Carlos Robles, periodista que honró, con creces, la profesión. Me distinguió con su amistad. Aunque personalmente lo traté apenas hace algunos años, su tarea como columnista, en la que estaban implícitos sus conocimientos y su vocación como analista político, fundamentó, con otros hechos, tareas que cumplí en los años 60. En el Sol de México publicaba, entre otros trabajos: “A pleno sol”. Particularmente recuerdo comentarios relativos al proceso de selección del candidato del PRI al gobierno del estado de Veracruz, en la sucesión de Fernando López Arias, 1968. En aquel tiempo, yo trabajaba a las órdenes de Félix Barra García, quien, veracruzano como yo, participaba a favor de Tristán Canales Valverde, subsecretario del Trabajo en el régimen de Gustavo Díaz Ordaz. La candidatura recayó en el entonces senador Rafael Murillo Vidal. Seguidores del licenciado Canales perdimos la oportunidad de migrar a nuestro estado. El maestro Robles no descansa, sigue escribiendo en el lugar donde se encuentra. En el lugar al que lo llevaron sus muchos merecimientos.

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