Opinión

El derecho al agua, una deuda histórica con la Nación Yaqui

Ricardo Chávez G.
y Jesús Chávez Beltrán,
Colaboradores invitados

En memoria de mi madre, Mercedes Gutiérrez Villa,
que decía: Juntos todos y felices.
30 junio 1922-28 noviembre 2011.

Entre temporadas de estiaje y equipatas (lluvias de invierno) sobreviven prisioneras de cemento y acero las aguas de las tres preas de la Cuenca Hidrológica del Valle del Yaqui: Angostura, Novillo y Oviachi. La esperanza de poseer su derecho al agua está prendida a la voluntad férrea de la indómita Nación Yaqui. Es una vieja y vigente demanda rescatar su derecho histórico a usufructuar el 50 por ciento de los volúmenes de los cuerpos de agua disponibles, contenidos en esta cuenca.

Su derecho al agua llegó por reconocimiento oficial el 27 de octubre de1938, de las tierras sobrantes de la Nación Yaqui, a partir de la margen derecha del Río Yaqui y su derecho a la mitad contenida en la presa Angostura, y con fecha 10 de junio de 1939, el gobierno del presidente general Lázaro Cárdenas del Río, entregó, en propiedad, una extensión de 400 mil hectáreas.

Este derecho al agua, por siempre le ha sido escamoteado por autoridades gubernamentales de los órdenes federal, estatal y hasta por funcionario y representantes locales del ramo hidráulico, argumentando, como pretexto, los limitados y escasos cuerpos de agua en la Cuenca Hidráulica del Valle del Yaqui en temporadas de estiaje y por la gran cantidad de derechos de agua, otorgados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y sus representantes estatales y regionales a usuarios que aprovechan las aguas, escurrimientos de arroyos, represas y ríos tributarios del Yaqui, que impiden que estas aguas lleguen libremente a integrarse al cuerpo de aguas de las presas Angostura, Novillo y Oviachi.

Estas concesiones y hasta ordeñas de los recursos hidráulicos merman, en forma considerable, los cuerpos de agua disponibles, poniendo en predicamento a los usuarios del Distrito de Rego Número 041 y a los de la Nación Yaqui, generando una inestabilidad que, junto con la construcción del Acueducto Independencia, ponen en peligro la producción agrícola y las fuentes de trabajo del otrora granero de México y los cultivos de la propia Nación Yaqui, al reducirse los volúmenes de los cuerpos de agua de las presas mencionadas.

Este predicamento administrativo de dotación de concesiones y cesión de derechos de agua de riego, negociables por compraventa a terceros, es usada por el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, despojando a usuarios de los Distritos de Riego de Granados y Huásabas ofreciendo el pago de 30 mil pesos por hectárea, anualmente, y de por vida, el cual no se ha cumplido, a pesar de tener en su poder las actas de cesión de derechos de agua de riego, que ha puesto a disposición del Proyecto Hidráulico Acueducto Independencia para justificar su viabilidad y construcción para disponer de los derechos de agua de la presa el Novillo.

Todas estas acciones obstaculizan a la Nación Yaqui a aprovechar y desarrollar su potencial de recursos naturales y humanos en sus 400 mil hectáreas, de las cuales están abiertas al cultivo una 25 mil, con posibilidad de desmontar y cultivar otras 15 mil. Rescatar el derecho a usufructuar el 50 por ciento del agua disponible en las presas Angostura, Novillo y Oviachi para desarrollo su potencial agropecuario es vital.

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