Opinión

Ebrard o el partido

Marcelo Ebrard

Las declaraciones son, por supuesto, parte  central de nuestro sistema político. Así,  los políticos y las autoridades de todos los niveles utilizan el recurso de una declaración para colocar a la opinión pública en la línea de su pensamiento y con ello claro está, en acuerdo con sus intereses. Pero esto que es ya una rutina, de pronto alcanza niveles singulares. Y lo vivido esta semana podría ser una demostración de que a base de afirmaciones, se quiere destruir al contrario, construir una imagen o simplemente, tomar parte de alguna manera, en el juego político. Tal vez, el tema que más llamó la atención en este asunto de las declaraciones, sea el de la deuda de los estados, con especial énfasis en el caso Coahuila. Así, se calificó a los priístas que manejaron todo el asunto de la deuda local, de una manera que se supondría, habría decisiones contundentes al respecto.

Juan Molinar, con todo el peso del caso ABC y la catástrofe de Mexicana a cuestas, se atrevió a lanzarse contra el pasado gobierno coahuilense. Y desde la Secretaría de Hacienda se manejó todo el caso, con información especial, para dañar a los priístas. Pero las declaraciones no fueron seguidas, hasta el momento, por las denuncias respectivas. Y la interrogante entonces es simple: ¿por qué si se afirma que las pruebas existen, no hay una denuncia, o muchas, en contra de los supuestos responsables de los supuestos delitos? Declaraciones que a final de cuentas se pierden en el paso del tiempo… Otro que no pierde oportunidad para hacer declaraciones que supone “fuertes” en espera de que la ciudadanía no ponga la debida atención en lo que dice y sí en cambio, considere que “firmeza” como atributo para una candidatura, es Marcelo Ebrard.

El titular del gobierno del Distrito Federal, ante el embate de Andrés Manuel López Obrador, estableció, sin rubor alguno, que “el candidato es más importante que el partido”. En otras palabras, los proyectos, los programas y las plataformas ideológicas son para el señor Ebrard, sólo un juego y por lo tanto algo totalmente prescindible. El gobernante de la ciudad de México quiere emular a Luis XIV en una versión muy perredista del “estado soy yo” y se considera más allá de partidos y compromisos que no sean los que él considere adecuados. Es la continuación de su trayectoria, en la que lo mismo ha sido priísta, salinista, aliado del Verde, militante del efímero partido de Manuel Camacho y finalmente, abanderado y destacado cuadro del PRD, sin olvidar sus compromisos abiertos y también efímeros, con AMLO. Declaraciones que no dejan mucho lugar a las dudas…Y en esa línea, Enrique Peña Nieto, a punto de entregar el gobierno del Estado de México, aparece en público para pedir “que no se hagan bolas” sobre temas que no parecían requerir especialmente su posicionamiento Y con esta declaración más que mostrarse como el líder que aspira a ser, lo que logró fue que se recordara a Carlos Salinas y se le ubicara en la misma línea… Por cierto, Marcelo Ebrard puede, como lo hace cada que el ciclo escolar inicia, preparar toda clase de operativos para la reanudación de clases en la ciudad de México. Pero del mismo modo, en cada ocasión lo que sucede en la ciudad es el caos total. Este fracaso programado del gobierno capitalino, lo que simplemente pone a la vista, es la falta de preparación real de las autoridades y de seriedad para resolver un problema que todos conocemos, pero al que nadie le pone, desde el gobierno, la atención debida… Mucho se ha comentado lo sucedido en un estadio deportivo en Torreón y en un centro comercial en Morelia, en los que sendas balaceras mostraron el tamaño de la tragedia que vive el país. El problema entonces, diga lo que diga el gobierno es evidente: la estrategia ha sido mal planteada y peor ejecutada. A cinco años de distancia, ¿este es el punto en el que se quería tener al país? ¿Estos son los resultados que se esperaban? No se trata de si los 50 mil muertos son en su mayoría delincuentes, que ya es de por si grave, sino del clima de inseguridad y violencia que esta guerra ha desatado. Secuestros, robos de todo tipo, extorsiones de todo tipo y miedo creciente de la sociedad son apenas parte del saldo. ¿Esto es lo que se pretendía lograr a cinco años de distancia?

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