Opinión

Control y crecimiento

El control, junto con la planeación, organización y dirección, es parte fundamental del proceso administrativo, pues a través de él se asegura que las actividades se mantengan apegadas al plan para el logro de los objetivos. Esto supone evaluación y medición de la ejecución de los planes, con el fin de detectar y prever desviaciones para establecer las medidas correctivas que sean necesarias. Dicho de otra forma, el control significa seguimiento continuo al cumplimiento de los planes y programas, vigilancia cercana al funcionamiento de la organización, observancia permanente al estilo de dirección y evaluación periódica de avances y resultados. Dios es el administrador por excelencia. Desde el principio y antes de la creación, Él lo planeó todo de forma perfecta. Organizó y dirigió cada parte de su obra de manera magistral. Y hoy por hoy tiene el control de todas las cosas de manera infalible.

Cuando el Señor Jesucristo estuvo aquí en la tierra implementó el control con los suyos en todo lo que hacían. Los llamó y envió a cumplir su misión, les dio autoridad para predicar el evangelio, sanar enfermos y echar fuera demonios; pero también se reunió con ellos para saber de los resultados de su trabajo. En otra ocasión evaluó el avance de su propia enseñanza cuando les preguntó: ¿quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? No porque no lo supiera, sino por medir el grado de fe y conocimiento que ellos habían asimilado. En las parábolas de los talentos, de las diez minas, del hijo pródigo, etc., nuevamente muestra la forma en que el control y evaluación deben ser aplicados. En su oración pontifical al Padre, el Señor Jesús claramente expresa: Padre, he acabado la obra que me diste que hiciese. Para después decir desde la cruz: “Consumado es”.

En el proceso de tu diario andar ¿cómo aplicas el control a tu vida? Tal vez pensamos: eso es solo para académicos e intelectuales o para empresas grandes y pequeñas; y olvidamos que el control es una herramienta que debe ser aplicada en cualquier esfera de nuestra vida. Se trata de que una vez definidos tus objetivos y metas en la vida, continua o periódicamente los revises y avalúes para verificar que estás caminando en la dirección correcta y que tus planes se cumplen y el crecimiento es una realidad en ti. Recuerda: todo avance en la dirección correcta por pequeño que sea, siempre será crecimiento a tu favor. El control y evaluación tiene el propósito también de hacer ajustes y correcciones a lo planeado a fin de mejorar continuamente hasta llegar a la excelencia.

Estimado lector: a partir de esta breve reflexión te invito a que evaluemos nuestra vida. ¿Tenemos definidos objetivos y metas a corto, mediano y largo plazos? ¿Organizamos y dirigimos todo en función de nuestra planeación? ¿Damos seguimiento continuo a lo que hacemos? ¿Estamos satisfechos con los resultados hasta ahora alcanzados? Te invito para que al final de nuestra existencia sobre esta tierra digamos como el Señor Jesús: He acabado la obra que me diste que hiciese. Recuerda: Sólo los buenos resultados dejan huella. Dios te bendiga.

Noé Díaz Alfaro es Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional. A.R. ser@iciar.org

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