Opinión

Camacho y Ortega con Greg

El conflicto político judicial desatado en Quintana Roo tras la detención de Gregorio Sánchez, candidato de la alianza opositora al gobierno de la entidad, alcanzó un nuevo nivel cuando se decretó el auto de formal prisión en contra del abanderado en el que el perredismo de Jesús Ortega y Manuel Camacho había cifrado sus esperanzas. El problema no es menor. Pone a la vista no sólo la fragilidad de la alianza del PRD y el PAN, sino lo volátil que resulta todo el escenario político nacional. Jesús Ortega y Manuel Camacho decidieron apostar al capital financiero de Sánchez y ahora deberán pagar las consecuencias de su torpeza y ambición política. Pero el punto va un poco más lejos y para muchos, la realidad establece que como parte de los esfuerzos del gobierno por llevar votos al PAN, el gobierno podría lanzar ataques legales en contra de representantes del PRI para “recordarle” al electorado, todo lo que puede suceder si el partido tricolor logra recuperar el poder. De cualquier manera y pase lo que pase, el golpe al perredismo aliado al gobierno es obvio. Y se quiera aceptar o no, queda claro que las alianzas entre panistas y perredistas dependen única y exclusivamente, del momento y la necesidad de enfrentar al PRI con alguna posibilidad de victoria… Y en tanto esto queda listo para el segundo capítulo, lo que está bajo la lupa es el discurso de Beatriz Paredes en Querétaro, durante el acto en el que Emilio Gamboa arribó al control de lo que queda del sector popular del PRI. El acto, el discurso y el elegido, son una demostración de que en buena medida, algunos sectores en el partido tricolor no han sido capaces de entender nada de lo que ha sucedido en el país a partir del 2000. Primero, Emilio Gamboa es un representante más de la “vieja escuela”. El discurso de la señora Paredes, en el que se habla del “carro completo” para las elecciones del mes próximo, y la forma en que se organizó el evento, dejan en claro que este grupo de priístas supo en que los mexicanos son tan tontos como ellos suponen. El famoso “PRI del siglo XXI” que tanto prometió la hoy dirigente priísta, no sólo es incapaz de promover nuevos valores, sino que ha decidido reciclarse en todos los niveles, con los mismos cuadros que llevaron al partido al desastre electoral y con las mismas bravuconadas que tanto lo alejaron de la ciudadanía. Beatriz Paredes es una de las mejores y más acabadas representantes del viejo PRI. Y su discurso resulta ya, hasta ofensivo…..Y dentro de la línea de los insultos a la inteligencia de los mexicanos, habrá que poner en un sitio más que destacado la actitud del senador perredista Carlos Navarrete. El legislador aliado a Jesús Ortega, no podía ser de otra manera, se autodestapó como candidato a la Presidencia de la República, como “hombre de unidad”. Esto que más que una broma, podría considerarse como una postura producto de problemas de esos que requieren atención inmediata y especializada, deja ver la pobreza política que azota a la nación. Para que un senador que está muy lejos de ser considerado un auténtico líder político se considere con capacidad para conducir los destinos de la República, algo debe estar muy mal en todo el sistema. Pero al lado de Jesús Ortega pueden construirse muchas cosas… El Distrito Federal entró de nueva cuenta en problemas de contingencia ambiental. Y por supuesto, el gobierno capitalino que encabeza Marcelo Ebrard, tomó las medidas del caso. Pero no entró de lleno al problema y menos aún, fue capaz de recordar como ha evolucionado el tema. Es fácil recordar a los perredistas atacando al gobierno del DF, entonces en manos del PRI, cuando en aquellos entonces se registraba una decisión como la que hoy tomó el perredismo. Cualquier cantidad de calificativos se lanzaba sobre el gobierno priístas y se alertaba a la sociedad, sobre el grave problema que nos amenazaba. Cuando el PRD llegó al poder, el problema se “resolvió” con la simple modificación de la fórmula para medir la contaminación ambiental. Así, simplemente se “acabaron las contingencias”. Pero la realidad es demasiado terca. Y ahora, a pesar de la modificación, el problema se presenta de nuevo, con el evidente hecho de que todo debe ser mucho más serio que cuando el PRD se encontraba en la oposición. Y a pesar de todo, el gobierno capitalino mantiene sus programas de obras para automotores, con lo que se impulsa el uso del auto particular y no se mejora el transporte masivo. Pero el silencio perredista, no implica que la sociedad no sepa lo que sucede. El problema apenas empieza.

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