Opinión

ATISBOS Combate a la corrupción con borrón y cuenta nueva (¿?)

Rafael Cienfuegos Calderón

DICHOS.- El país no está para una cacería de brujas, afirmó Andrés Manuel López Obrador el 27 de junio de 2012, horas antes de que perdiera la elección presidencial el 1 de julio; no habrá represalias ni persecución contra malos funcionarios, cuando su partido gane los comicios presidenciales del 2018, prometió el 11 de agosto de 2016; todo lo sucedido antes del 1 de julio “no me importa mucho”, dijo el 4 de mayo de este año. De acuerdo a sus dichos el próximo presidente aplicará borrón y cuenta nueva, lo que hubo de tener contentos y sin preocupaciones al presidente saliente Enrique Peña Nieto y los miembros de su gabinete a la hora de reunirse el pasado 20 de agosto con el próximo jefe del Ejecutivo federal y su equipo para iniciar formalmente la transición de la administración pública. Pero qué va a pasar si se encuentran desfalcos, desvíos de recursos públicos e inadecuado manejo de la deuda que por  9.9 billones de pesos   heredará el nuevo gobierno al incrementarse 4 billones en los últimos seis años. Si López Obrador finco su estrategia de campaña en el combate a la corrupción y la impunidad y el día que tuvo el primer encuentro con Peña Nieto anunció que junto con los mexicanos va a arrancar de raíz el régimen corrupto, de injusticias y de privilegios, sería un contrasentido que tapara las irregularidades que se lleguen a detectar, además de que se convertiría en cómplice de corrupción. Aunque en su ánimo esté no iniciar procesos penales contra malos funcionarios, su principal obligación con los millones que votaron por él es combatir la corrupción sin miramientos y trátese de quien se trate, pues en la expectativa que creó de un gobierno honesto y justo contra la impunidad radica su legitimidad. Por tanto, le favorecería que la entrega recepción de la administración fuera transparente y abierta, y que se informe oportuna y adecuadamente el estado real en que recibe las dependencias del gobierno federal.

SIMBÓLICA.- El ejercicio de consulta que ordenó el Presidente de la República electo se realice el 28 de octubre para que la ciudadanía determine el futuro del nuevo aeropuerto en construcción, carece de sustento legal, tendrá un carácter simbólico y quedará como bandera política. No hay ley que la norme u obligue a atender el resultado. El Instituto Nacional Electoral aclaró que para que el resultado de una consulta popular sea vinculante, una de las condiciones es que se realice el mismo día de unaelección federal. La próxima es el 2021.

DROGAS.- Olga Sánchez Cordero y Arturo Durazo Moreno propuestos para ocupar las secretarías de Gobernación y de Seguridad Pública, se han manifestado a favor de la despenalización de la marihuana tanto para uso lúdico como medicinal. Ella sostiene que para pacificar al país es necesaria la despenalización de las drogas, en tanto que él apela a la libertad de las personas para decidir qué consumir o qué no. Solo falta saber cuál es la postura que al respecto tiene Andrés Manuel López Obrador.

LIBRE.- Con la bendición del Presidente de la República electo y el fuero que tendrá como legislador en la Cámara de Senadores, luego de 12 años de autoexilio, Napoleón Gómez Urrutia vivirá felíz y contento en México. Los próximos seis años, la impunidad que le da el fuero lo mantendrá libre del proceso judicial por el supuesto fraude de 55 millones de dólares en agravio del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. El 15 de septiembre podrá gritar “Como México no hay dos”.

Acerca de Juan Carlos Machorro

El autor no ha proporcionado ninguna información.

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.