Opinión

ATISBOS

Crece población de neuróticos y depresivos

Rafael Cienfuegos Calderón

La pandemia ha provocado que millones de personas caigan en estado extremo de ansiedad y depresión a causa del aislamiento social, las presiones económicas y la incertidumbre, situación que deriva  en aumento de la violencia doméstica hacia mujeres y niños. La Organización Panamericana de Salud (OPS) alertó que si no se atienden de manera urgente como componente esencial de la respuesta a la Covid-19, los males de salud mental combinados con los daños que causa el virus crearán una “tormenta perfecta”. Por su parte, la Universidad Iberoamericana (IBERO) publica desde abril los resultados de la Encuesta de Seguimiento de los Efectos de Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos, copatrocinada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que bien podría aprovechar el gobierno del cambio para diseñar, si es que no lo ha hecho, una estrategia para ese problema añadido de salud pública.  La última ENCOVID-19 identificó como aspectos más preocupantes los altos niveles de ansiedad y depresión; 3 de cada 10 individuos de 18 años o más presentaron síntomas severos de ansiedad en junio (32.5%) y en julio (30.9%), y los síntomas de este padecimiento son mayores entre la población de menor nivel socioeconómico. Las mujeres son las más afectadas en este confinamiento. Sus niveles de ansiedad son altos, 58%, cuando están en una condición de pérdida de empleo y salario, en tanto que los hombres muestran menos niveles de afectación, en caso extremo, cuatro de cada 10 hombre sufren de síntomas severos de ansiedad.  Además, el 27.5% de los hogares encuestados reportaron ver afectada la cantidad y calidad de sus alimentos por falta de dinero (inseguridad alimentaria moderada y severa) y en los que hay niños de 0 a 11 años es de 33.8%. El 10 de mayo –luego de esa ocasión nada- López-Gatell dijo en su conferencia que hay el compromiso y la responsabilidad de trabajar para atender (sin explicar cómo) la segunda crisis que vendrá después de la epidemia, la del estrés postraumático relacionado con el confinamiento, con la experiencia de vivir una pandemia y enfrentar la pérdida de seres queridos. Reconoció que antes del inicio de la pandemia, ya se tenían identificadas las deficiencias para atender problemas de salud mental entre la población, principalmente de ansiedad y depresión.

 

 

Acerca de Juan Carlos Machorro

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