Opinión

Aceptados los reclamos de víctimas del hampa, no las poses de Sicilia

Javier Sicilia

Como padre que pierde a un hijo y clama  justicia hasta detener a los criminales,  Javier Sicilia ha estado en todo su derecho, incluso a convertirse en líder social, pero de eso a exigir al Congreso la aprobación de leyes porque a su juicio son  urgentes, rebasa su calidad de ciudadano común. Ante la desgracia que afecta a los mexicanos, a todos, por la maldecida “guerra” contra el narcotráfico, son respetadas e impulsadas las voces de protesta.

Es tonto pretender el silencio o disminuir la magnitud de las noticias frente a las más de 50 mil ejecuciones registradas en el régimen calderonista. Por ello recibieron afectos y reconocimiento Sicilia y las familias que han perdido a seres queridos, sobre todo en la caravana iniciada en Cuernavaca y concluida en Ciudad Juárez. En este lugar, por cierto,  Sicilia y quienes lo acompañaron no fueron aclamados tumultuariamente, como se esperaba. Hasta allí se vio sinceridad en la cruzada del poeta, pero ya en el encuentro con el Presidente Felipe Calderón fue advertida la politización del movimiento.

Sicilia demandó el perdón a las víctimas y el Ejecutivo lo hizo, pero agregó que a la delincuencia organizada no le solicitaría el perdón, esto no se le pidió. “En eso te equivocas Javier”, dijo Calderón, y el escritor no respondió, lo cual provocó la sospecha de un “script” concertado. Al término de la sesión, Sicilia inició su reparto de besos, uno al Presidente y otro a la procuradora de la República, Marisela Morales. Días después, Sicilia llegó acompañado por sus seguidores al Senado de la República y exigió que le abrieran las puertas. Como no se le franqueó el paso de inmediato se quejó de un supuesto atropello porque, según él, llegaba a “su casa”.

En esa irrupción, el poeta formuló otra exigencia,  altisonante: Que de inmediato fuese aprobada la reforma política y, por ende, las candidaturas ciudadanas. Las palabras y el tono fueron similares a los de Felipe Calderón. Posteriormente, en la reunión con senadores y diputados, realizada en el Castillo de Chapultepec, Sicilia llegó con la misma historia, como si los legisladores debieran aprobar o modificar leyes a capricho de él. Diputados y senadores fueron congruentes con Sicilia y, a excepción de los priístas, los de otros partidos solicitaron perdón a los deudos de tantos miles de ejecutados. Esto agradó al escritor, quien dijo que no podía besar a todos porque eran “un chingo”, pero no perdió la oportunidad de plantarle uno al senador Manlio Fabio Beltrones.

El tricolor Alfonso Navarrete Prida dijo en entrevista que el problema  no es de perdones, sino de decisiones  para enfrentar a la delincuencia.Quedó claro que la reforma política será aprobada cuando los diputados se pongan de acuerdo en temas cruciales, como la reelección de diputados y presidentes municipales.  Obvio, los legisladores no están para acatar consignas ni del primer mandatario, ni de Sicilia, ni de nadie. Falta ver cuánto tiempo más soportarán los desplantes del poeta. r  enlalinea@hotmail.comfelixfuentes@prodigy.net.mx

 

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