Notas

Prevención II

 

Seguridad es andar sin riesgo por los caminos del tiempo y del espacio. Ciertamente, imposible evitar todos los riesgos. Algunos son responsabilidad propia. Otros, se deben a irresponsabilidad o descuido ajenos. Los hay por causas naturales. Podríamos referirnos a ellos según la clasificación de desastres. Consecuencia de fenómenos socio-organizativos, hidro-meteorológicos o telúricos. Lo que sí se puede hacer es preverlos, prevenirlos. Prevenirlos para evitarlos. O para atenderlos de la manera más adecuada. Evitar o reducir costos en vida, en lesiones, en pérdidas materiales.

¿Se pueden evitar las inundaciones? A veces sí. A veces no. Pero lo que sí es esperable es que gobiernos y comunidades estén preparados para enfrentarlas oportunamente. Con la mayor eficiencia y eficacia.

Lo vemos ahora en Tabasco, Veracruz, Chihuahua, en otras entidades de la República. Vamos, hasta en la Ciudad de México. En cada uno de estos lugares las condiciones son diferentes. Pero aparecen algunas constantes. A pesar de los antecedentes, de las experiencias, de la información, a la hora de los acontecimientos, muchos, funcionarios y civiles por igual, se pierden en la red de actividades de previsión, prevención y atención.

Tal parece que las únicas instituciones verdaderamente preparadas para hacer frente a los acontecimientos son las fuerzas armadas: Ejército y Marina Armada de México. Los demás, no cumplieron, en tiempo y forma, como dicen, las tareas a cargo.

Cuando los acontecimientos nos alcanzan es cuando vemos la falta de profesionalismo de pretendidos “profesionales” a cargo y la falta de preparación de las comunidades, de las familias, de las personas. Quién, en un grupo social, puede asumir la tarea de dirigir un movimiento de evacuación.

Falta de profesionalismo de servidores públicos porque aún no llega a la conciencia de algunos que en éstas, como en las demás responsabilidades públicas, no se puede echar mano de los “cuates”, Manlio Fabio Beltrones, senador de la República, coordinador del grupo parlamentario del PRI y presidente de la Junta de Coordinación Política de ese cuerpo legislativo, dice: “evitar los cuates y las cuotas”.

No. En responsabilidades públicas no se puede improvisar. Es necesario que los hombres y mujeres a cargo de tareas de gobierno, en los tres órdenes, asuman que a la hora de ejercer el mandato de sus mandantes, el pueblo, deben nombrar a gente capaz para la realización de las labores de sus respectivas áreas. Recuerdo cuando un presidente municipal de Veracruz nombró a su chofer como director de protección civil en su equipo de trabajo. 

Con la finalidad de evitar confusiones, malos entendidos, especulaciones, diré: el alcalde en cuestión fue José Ramón Gutiérrez de Velasco. Con posterioridad, fue candidato del PAN a senador. La sabiduría popular impidió su llegada a la casona de Xicoténcatl.

En responsabilidades públicas no se debe improvisar. Lo que se debe hacer es prever, prevenir, actuar en anticipación a que los hechos, repito, indeseables, indeseados, sucedan. Pero si ocurren, que se actúe en consecuencia. Para evitar costos personales y sociales, y aún públicos, mayores.

Pareciera que no hemos avanzado mucho en la cultura de la previsión, de la prevención. Es tiempo de hacer lo necesario en ese propósito. Hágase cuanto se deba hacer para que gobernantes y gobernados sepan qué hacer, cómo hacer, cuánto hacer, cuando ocurran esos acontecimientos indeseados e indeseables. 

 

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