Notas

Energía

El desarrollo de México demanda una provisión creciente de energía. Dije desarrollo, no crecimiento. Ambos son conceptos económicos. El primero incluye lo social, crecimiento se refiere, fundamentalmente, a la producción y distribución de bienes de uso y de consumo, y servicios. El indicador por excelencia del crecimiento económico es el PIB, Producto Interno Bruto.

La energía es un insumo necesario para la producción, indispensable para crecer. Si hablamos de porcentajes de crecimiento habremos de referirnos a cantidades de ese insumo, además de otros, en cuantía similar. La calidad y oportunidad no puede hacerse a un lado.

Nuestro país ha crecido en los últimos sexenios a una tasa que fluctúa entre el 2 y 3 por ciento anual. El abasto de energía se encontraría en el mismo rango. Si seguimos palabras del presidente Enrique Peña Nieto, en China y otros escenarios, sobre las posibilidades del país de crecer al 6 por ciento, la demanda del insumo sería equivalente.

Conviene acudir a la definición de insumo, concepto económico. Permite nombrar a un bien que se emplea en la producción de otros bienes. De acuerdo al contexto, puede utilizarse como sinónimo de materia prima o factor de producción. Los insumos suelen perder sus propiedades para transformarse y pasar a formar parte del producto final. Puede decirse: un insumo es aquello que se utiliza en el proceso productivo para la elaboración de un bien. (http://definicion.de/insumo/#ixzz2UjnReVIP).

En el Plan Nacional de Desarrollo se precisa: “El uso y suministro de energía son esenciales para las actividades productivas de la sociedad. Su escasez derivaría en un obstáculo para el desarrollo de cualquier economía. Por ello, es imperativo satisfacer las necesidades energéticas del país, identificando de manera anticipada los requerimientos asociados al crecimiento económico y extendiéndolos a todos los mexicanos, además de los beneficios que derivan del acceso y consumo de la energía” (www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5299465&fecha=20/05/2013)

La energía es pues un insumo estratégico para el desarrollo nacional. Su producción y distribución, cuanto significa, son condiciones para orientar el rumbo de México. Un rumbo que requiere cambios, entre otros, de orden cultural. Bien señala el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell: “Ser menos introspectivos y retrospectivos; responder en torno a las necesidades inmediatas y futuras, atentos a la realidad y con menos matices ideológicos; impulsar actividades de autoproducción y autoconsumo; concientizar nuestra relación con la energía; fomentar ahorro de energía y cuidado al medio ambiente; producir ingenieros y especialistas en tecnologías de punta”. Me quedo con los dos últimos puntos. Corresponden a planteamientos de Mi Ambiente desde su aparición como publicación comprometida con la ecología, si bien todos merecen un tratamiento específico.

Ni qué decir, la reforma energética es una de las esenciales, junto con la hacendaria, para superar rezagos económicos y sociales y enfilar a México a estadios de desarrollo social que hagan posible los objetivos nacionales de felicidad, ahora que, según la OCDE, estamos pobres pero contentos.

Acerca de Hector Villar Barranca

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