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Xólotl, luz en el camino busca resignificar al ancestral compañero del hombre; el perro

Xólotl, luz en el camino. La relación milenaria entre el perro y el ser humano en México es la exposición itinerante con la cual el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) busca resignificar a este ancestral compañero del hombre.

Esta muestra —que se llevará a cabo del 7 de octubre al 25 de noviembre, en las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro, en la estación La Raza, Línea 3, dirección Universidad, en la Ciudad de México— se enfoca principalmente a niños de 6 a 12 años de edad.

A través de 20 mamparas divididas en cinco módulos temáticos, se explicará el pasado histórico y cultural que une al hombre con el perro y del que se sabe muy poco, señaló Gabriela Patterson Delaye, restauradora y organizadora de la exposición.

Explicó que se llevarán a cabo visitas guiadas y talleres, además de dar a conocer propuestas que favorecen cambios culturales y sociales significativos respecto a la forma de convivir con esta especie canina.

Como una prueba del lugar que ocupaba este mamífero doméstico entre nuestros antepasados, se exhibirá la reproducción de un fardo mortuorio de un niño de siete años que se encontró enterrado con su perrito.

inah y perros

El original fue encontrado en la Cueva del Gallo, localizada en el poblado de Ticumán, municipio de Tlaltizapán (estado de Morelos), y fue intervenido de 1992 a 1996 en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC). “Data de 1500 a.C., del periodo Preclásico, y al parecer es de filiación olmeca”, indicó Nayeli Montoya Paz, historiadora y parte de la organización de esta exposición.

Gabriela Patterson se refirió al trabajo de conservación y restauración arqueológica: “Consistió en extraer y levantar el bloque con vendas de yeso y, posteriormente, se hizo un embalaje que sirvió en forma paralela al montaje de la pieza ya restaurada. Este entierro fue transportado a la CNCPC para que con toda la infraestructura tecnológica y asesoría de varios especialistas se realizaran los trabajos adecuados.

La historiadora Nayeli Montoya manifestó que la reproducción de este vestigio es el pretexto para explicar a los pequeños el mito del Mictlan, lugar donde yacían los muertos por enfermedad y en cuya travesía el perro ayudaba a cruzar en su lomo a su amo por el río Chiconahuapan para llegar al reino de Mictlatecuhtli, señor del inframundo.

Además se desmitificará la idea de que el perro prehispánico era solamente el xoloitzcuintle. “Estudiosos, como Raúl Valadez —antropólogo de la UNAM—, creen que al menos eran tres las razas que existían: el tlalchichi, el itzcuintli (perro común) y el xoloitzcuintle. Los restos del perro de este fardo mortuorio parecen ser de un itzcuintli”.

Módulos temáticos

El primer núcleo se refiere a la relación perro-ser humano y explica la relevancia de su vinculación a través de la historia. El segundo presenta la cosmovisión prehispánica sobre este mamífero en México y expone el trabajo de conservación de la Cueva del Gallo.

El tema del tercer núcleo se relaciona con el rompimiento del vínculo perro–ser humano, debido a las ideas occidentales antropocéntricas de los conquistadores españoles, dijo la historiadora.

El monoteísmo se impuso paulatinamente sobre el politeísmo mesoamericano. Así, dioses como Xólotl (dios con características físicas de perro y hermano gemelo de Quetzalcóatl) y mitos como el del Mictlan fueron perdiendo significación”, detalló.

El cuarto módulo alude a la recuperación de la relación perro-ser humano. Propone la esterilización y adopción para contrarrestar problemas de salud, hacinamientos, violencia e indiferencia que el hombre ejerce sobre este animal al que se ha llamado el mejor amigo del hombre por su bondad y fidelidad, entre otros atributos.

El último módulo considera la importancia de una legislación federal en materia de protección y bienestar animal y que norme los derechos del perro.

Para Gabriela Ptterson Delaye, los proyectos alternativos de conservación social permiten a los restauradores del INAH acercarse a los agentes de destrucción antropogénicos del patrimonio cultural.

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