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Presentaron libro de albures en FUL

En el marco de la Feria Universitaria del Libro (FUL) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, se presentó el libro “¡Chiquita y no te la acabas! Guía práctica del albur”, de la autoría de Martín Durán, quien entrega un jocoso y entretenido volumen en el que captura las expresiones idiomáticas de la picardía y del doble sentido del habla de los mexicanos.

De la obra, editada por Cinar Ediciones y distribuida por editorial Colofón, el presentador, Fabián Giles dijo que “el albur es algo de lo que nos tenemos que sentir orgullosos, porque es una manifestación que no se da prácticamente en ninguna otra parte del mundo; tampoco se da igual en el territorio nacional; no se da en otras latitudes, sino que se da mucho en el centro de México. De hecho en Pachuca, organizado por Sergio Corona, se hacía el campeonato de albures”.

Entonces, con el regocijo –síntoma de qué entendían el cruce idiomático– de los jóvenes asistentes a la presentación, Giles y Durán se trenzaron en una suerte de esgrima verbal en el que hicieron gala del dominio de la materia, es decir, un intercambio de albures.

libro FULL

Añadió que “a pesar de que es una cultura popular tan amplia, reflejada en millones de películas en las que se toca el tema del albur, pero en realidad no hay muchos libros que lo documenten. A mí me apena que sea una cultura tan rica, pues no se le da la importancia que tiene en el habla cotidiana, pues muchos amigos que nos han ‘buleado’ en las oficinas, en las escuelas, y no sé por qué o que se están riendo de mí, si sólo dije “pásame mi chaqueta” y todos se mueren de risa. Quiere decir que sí hay un conocimiento popular de este modo de hablar y está muy subvaluado”.

 

El autor, agregó que “comentándole a Julián Romero al respecto, él dijo que le gustaría tener un manual para tenerlo a la mano, nos empezó a interesar tanto que el resultado final sirve como un libro de autoayuda o de defensa personal. El libro empieza con un glosario, titulado ‘Alburario’, para todas las partes del cuerpo humano, con todos sus sinónimos albureros; unos que ni yo sabía; empezamos a desglosar la idea y nos gustó tanto que empezamos a poner cosas que son en realidad importantes como un retrato de esa picardía del mexicano para hablar en doble sentido”.

En una conversación jocosa con Giles, dijeron que “debería ser un libro de cabecera para los conductores de televisión, porque luego dicen cosas al aire que el público entiende que se autoalburean. En el ‘Alburario’ Hay nombres propios, comidas y bebidas, “el salpicón de camarón”, “en cajita feliz con monito incluido”, “la ya tan querida cuarto de libra” y otras que sólo el mexicano es capaz de entender.

Apuntó que “empezamos a discernir que también sucede con medicinas, que debe saber cualquier boticario o médico. El libro da muestra de cómo se habla en doble sentido. En este tipo de temas hay que estar a las vivas, justamente por eso está diseñado como un manual, como sugirió Julián Romero; por eso el diseño de las ilustraciones y las viñetas estuvo a cargo de Jorge Aviña, quien hacía los trabajos para “Sensacional de Luchas”, “Sensacional de traileros”, con toda esa gráfica que corresponde al tema, así que el libro iba a salir y decidimos darle un tratamiento que fuera de acuerdo al tema”.

Explicó que la industria editorial en México siempre está supeditada a los temas, y es importante conocer de todo, ustedes como jóvenes, nosotros como chavorrucos, aunque nos verán como que hay una brecha generacional, de todos modos compartimos mucho de la cultura popular: el albur, el doble sentido, es parte de nuestra cultura.

Y aprovechando la coyuntura, dijo Giles: “Sobre el tema de Nicolás Alvarado sería bueno invitarlo a hablar de albur, sobre todo porque a nuestra generación nos tocó escuchar mucho en la radio a Chaf y Queli, quienes fueron unos grandes difusores del albur.

“Este libro me lo han pedido gente de cualquier clase, gente de oficina; es un poco reivindicar esta parte de lo que realmente somos, a veces quisiéramos tener un humor noruego o finlandés, pero no, somos así”.

En tono de broma el autor siguió departiendo y sugirió que el albur debería ser deporte nacional, pues si fuera deporte olímpico, ganaríamos: “imagínate a un mexicano compitiendo contra un ruso, (o mejor una rusa). A ver si se vuelve a armar aquí en Pachuca el campeonato, y hablar con Sergio Corona para que nos ceda la estafeta”, dijo.

Giles, a su vez, señaló que gran parte de esta cultura se propagó en películas como “Los Albañiles”, gracias a actores como “Pompín” Iglesias, Manuel “Flaco” Ibáñez. Mucho de esta cultura del albur en las películas se rebajó mucho de nivel como algo vulgar e inculto, si quieres meterte a un barrio a echar albures, se necesita tener mucha agilidad mental.

El autor refirió que aprendió realizando trabajo de campo por los barrios, y su mentor fue un maestro del albur, un integrante del staff de grupos de rock, desde el Tri hasta Caifanes, quien le ayudó mucho a completar el manual de albures; y que en la parte académica, recibió la guía de Gilberto Prado Galán, quien es un palindromista de prestigio a nivel mundial –redactor del prólogo–,“y él me explicó una figura literaria, el calambur, que lo utilizamos para el albur, que es descomponer en sílabas una palabra para cambiarle el sentido”, reveló Martín Durán

Acerca de Juan Carlos Machorro

El autor no ha proporcionado ninguna información.

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