General

Historias para visitar Querétaro en verano

La ciudad de Querétaro, en el estado de Querétaro (a tres horas de la capital mexicana) posee una inmensa riqueza histórica ya que ha sido testigo de diferentes acontecimientos de relevancia en nuestro país, además de tener el muy representativo barroco colonial del siglo XVIII en la mayoría de sus edificaciones en su zona centro, con todo esto a su favor sería raro no encontrarse con personajes qué a pesar de no estar en los libros de historia, son parte del legado histórico de esta mágica ciudad.

Algunos de esos icónicos personajes se puede mencionar a Leonarda Martínez “La Carambada”, dice la leyenda que fue causante de la muerte de Benito Juárez. Todos se preguntan ¿Cómo lo hizo?. Si la historia formal dice que él murió de angina de pecho. Pues resulta que Leonarda se enamoró de un militar imperialista destinado a ser fusilado y para salvarlo, acudió a todas las autoridades, incluidos Benito Zenea, en aquel entonces Gobernador de Querétaro, y Benito Juárez, Presidente de la República, para solicitar el perdón de su amado. Pero ante su negativa, juró venganza.

La fama de “La Carambada” trascendió por su agilidad para el manejo de la pistola, el machete e incluso para cabalgar. Sin embargo, se dice que tuvo contacto con una yerbera que le enseñó los efectos de la veintiunilla, yerba cuyos efectos actúan 21 días después de ingerirla.

Con el corazón roto, decidió cumplir su venganza y con diferentes hazañas logró llegar hasta Benito Juárez. En una supuesta cena en 1872 le dio de beber dicha yerba, con la cual logró su cometido y después de 21 días, Don Benito falleció. Cuentan que La Carambada murió en una de las salas del Antiguo Convento de Santa Rosa de Viterbo, que para esos años fungía como hospital.

Otro sitio singular es la Casa de Don Bartolo, que a mediados del siglo XVII en la actual calle de Pasteur en el Centro Histórico de Querétaro, vivía Don Bartolo Sadanetta, también llamado el Segoviano, acompañado por su hermana. Cuentan que cuando llegaron a Querétaro vivían al día, ya que pasaban por una situación económica difícil.

centro histórico

Repentinamente la suerte de Don Bartolo cambió y comenzó a construir su imponente residencia, así como comercios donde se ofrecían los mejores productos importados de España e incluso de China. Además, era prestamista, pero cuentan que fue de lo más cruel a la hora de cobrar a sus deudores ya que al primer retraso de pago les quitaba sus bienes.

Tener tanto dinero y propiedades no le bastó, pronto empezó a rodearse de amistades importantes de la sociedad queretana y junto a su hermana daban grandes fiestas con motivo de su cumpleaños. En el que misteriosamente repetía el mismo brindis: “Señores, brindo por la señora mi hermana, por mi ánima y por el 20 de mayo de 1701” realmente nadie entendía que significaba, hasta años después.

Llegada esa fecha, se escuchó una fuerte detonación, apareciendo sobre la ciudad un fulgor rojo momentáneo, seguido de un profundo silencio. Al día siguiente al no salir nadie de la casa de Don Bartolo, se aviso a las autoridades, y forzando la puerta, se encontró una escena espeluznante.

Al pie de la cama, yacía el cadáver de la hermana, estrangulada por el mismo y pegado al techo estaba Don Bartolo, carbonizado, su gesto reflejaba un gesto de horror y un olor de azufre perfumó toda la casa. Tenía en sus manos un rótulo que decía: “Castigado así por hipócrita, asesino y ladrón”.

Finalmente fue encontrado un contrato entre Don Bartolo y Satanás, vendiéndole aquél su alma a los 50 años de celebrado a cambio de riquezas, honores y placeres.  Durante mucho tiempo esta casa estuvo deshabitada, debido a las múltiples apariciones, gritos de lamento y espantos que ocurrían. Hoy alberga las oficinas de la Secretaria de Educación Pública en el estado.

El Acueducto, que llevo por años agua a la ciudad fue edificada gracias a una historia de amor imposible sin duda esta es una de las más escandalosas sobre todo por la época en que sucedió. La versión oficial indica que el Acueducto de Querétaro fue construido entre 1726 y 1735 por Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila, por petición de una de las monjas capuchinas.

Pero la gente cuenta que entre el Marqués y Sor Marcela nació un amor imposible. Sor Marcela, era consciente de que los pobladores de la ciudad tenían la gran necesidad de contar con agua limpia, por lo que, sabiendo las intenciones del Marqués, le pidió la construcción de un acueducto que beneficiara a la sociedad.

El Marqués, como buen enamorado accedió a los deseos de su amada e inició una de las construcciones más emblemáticas y de relevancia para Querétaro con la esperanza de que con el tiempo la monja cediera a sus buenas intenciones y poder lograr su amor.

Para 1735 se finaliza la construcción del acueducto, trayendo agua limpia desde el Ojo de Agua El Capulín, llegando a la caja de agua en la Plazuela de la Cruz, desde donde se distribuía por toda la ciudad, por cierto, nunca se supo si la monja accedió a los amoríos del Marqués.

El Árbol de las tres cruces, en el Templo de la Cruz, edificado en 1654, ubicado en la cima del cerro de Sangremal, uno de los edificios religiosos más representativos de Querétaro, se encuentra justo en el sitio donde se fundó la ciudad; en su interior resguarda una leyenda casi divina y llena de esperanza para muchas personas creyentes.

 

Se cuenta que Antonio Márgil de Jesús, uno de los primeros frailes franciscanos que trabajaron en la evangelización de los indígenas americanos, arribó al convento en junio de 1697. El relato asegura que el religioso al llegar fatigado de una de sus tantas misiones por el mundo clavó su bastón en el huerto del templo; lo que provocó que comenzará a crecer un árbol con espinas en forma de cruces, que por extraño parezca no da flores ni frutos.

El famoso árbol de las cruces se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de la capital queretana ya que muchos de los visitantes lo consideran milagroso.

Años después el convento fue tomado por Iturbide para poder dominar Querétaro desde la colina. El tiempo pasó y llegaron los franceses y una de las celdas sirvió de prisión al Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo en 1876.

Acerca de Juan Carlos Machorro

El autor no ha proporcionado ninguna información.

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.