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Del Plan Nacional de Desarrollo

¿La economía norteamericana nos afecta? Sin duda. El descenso que acusan los números en Estados Unidos tiene reflejo en México. De ahí los ingentes esfuerzos de nuestro gobierno para alcanzar los resultados ofrecidos, objeto de consideración en el PND.

Datos: cementeras reportan baja en sus ventas; desarrolladoras de vivienda se asoman a escenarios críticos; el empleo no repunta; los salarios siguen deprimidos; las remesas disminuyen; el mercado interno no se fortalece; los precios de bienes de consumo y de uso siguen a la alza; la carrera entre salarios e inflación la siguen perdiendo los primeros; las contingencias ambientales en el DF son más frecuentes (¿Qué tiene que ver? No sé, pero ocurren); las comisiones por servicios bancarios no bajan; el diferencial entre tasas activas y pasivas en servicios financieros continúan disparejas (bajas aquellas, altas éstas); la SHCP habla de recorte en el gasto; la SHCP prevé menor crecimiento; la SHCP aclara: hay contracción, no recesión. Evitar déficit fiscal a fin de mantener sanas las cifras macroeconómicas no abona a la confianza del mercado, mucho menos a que por sí mismo provea de una economía competente, competitiva, equitativa.

Todo esto al presentarse el Plan Nacional de Desarrollo.

Los desinformados, los mal intencionados, los desconfiados, los enemigos políticos, algunos amigos políticos, correligionarios y adversarios, los catastrofistas (siempre hay catastrofistas), analistas, editorialistas, empresarios, organizaciones sindicales, trabajadores (no son lo mismo éstos y aquellas), padres de familia, amas de casa, dudan de la eficacia de la ruta anunciada.

No se ve por dónde puede aparecer el remedio a los males que nos aquejan, en el corto plazo. Y conste, no hacemos referencia a la corrupción, a la impunidad, al crimen. Qué bien que a la ex procuradora la designaron cónsul (¿cónsula?) en Milán. Se demuestra que aquello de procesos fallidos era “un mito genial”. A los adversarios de ayer no se les toca ni con el aroma de un voto…

No se ve que pronto las familias alcancen los ingresos necesarios, seis mil pesos, diría Ernesto Cordero cuando era secretario de Hacienda, para casa, auto, hijos en colegios particulares, cara aspiración esta última ante la irrupción de maestros a quienes no quisiéramos encontrar a las doce del día en las más transitadas calles de Chilpancingo, o Morelia, o Oaxaca, mucho menos en las aulas donde nuestros hijos aprenden a ser mexicanos responsables.

Se presentó el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, en los términos que prescriben la Constitución, la Ley de Planeación, la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Es la hoja de ruta del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y sí, hace falta el cómo realizar cuanto en él se propone. Será tema de los programas sectoriales a cuya elaboración se aplican las dependencias y entidades del gobierno federal. De manera más puntual los gabinetes especializados. En ellos habrán de considerarse los cómo, tiempos, metas, indicadores, cuánto corresponde a un programa.

Mientras tal ocurre, es de temerse, seguirán las dudas y la incertidumbre de la mayoría de los mexicanos que no alcanzan a mirar en el horizonte una realidad diferente a la ya vivida.

Acerca de Hector Villar Barranca

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