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Crean sustituto del plástico

La industria del plástico mundial que despegó fuertemente por 1970 y que se le calcula vivirá, al menos, 300 años, es un negocio multimillonario. Tanto que tan sólo en México ese mercado representa 25 mil millones de dólares anuales. En el ámbito global es tan fuerte y poderoso que consume más de 500 mil millones sólo de bolsas; los diversos productos fabricados de este material, proveniente del petróleo, una vez que se usan se desechan y lo que termina en los océanos ya cubre el 40 por ciento de la superficie marítima y buena parte del suelo.

Ideal soñado se hace realidad para salvar al Planeta de los plásticos.

Ideal soñado se hace realidad para salvar al Planeta de los plásticos.

Otro de los grandes problemas con el plástico, de acuerdo con los estudiosos, es que no es biodegradable y aunque con el paso de los años llega a separarse en pedazos pequeños, nunca se descompone en simples compuestos inofensivos para el ambiente, tampoco se reintegra ni puede ser reabsorbido por la Naturaleza. El plástico es un contaminante altamente peligroso: daña ecosistemas terrestres y acuáticos, obstruye vías marítimas y entra en la cadena alimenticia.

Ante esta situación y después de muchos años de investigación, trabajos y esfuerzos por encontrar solución a este gravísimo problema medioambiental, el Instituto Wyss de la Universidad de Harvard dio a conocer que creó un bioplástico con la cáscara, o como le llaman los gringos concha de camarón, cuyo componente principal del material orgánico es el quitosano –algo como la quitina–, nada menos que el segundo compuesto orgánico más abundante. También se le encuentra en cutículas de insectos y alas de mariposa.

De la cáscara del camarón, los científicos de Harvard crearon su bioplástico que es fuerte, transparente y renovable y, en caso de llegarse a producir masivamente, se espera que libere al mundo del plástico no biodegradable.

Este producto amigable con el medioambiente y que la industria del plástico debe aceptar de buen grado, fue bautizado como shrlik, según Donald E. Ingber, director del Instituto Wyss.

Otras razones que llevarían a la fabricación masiva del shrlik es que el quitosano es barato, de muy fácil acceso y tendrá un sinfín de aplicaciones industriales, de acuerdo con Ingber.

Lo mejor del shrlik no lo es tanto el uso que se le dé en cualquier rama de la industria, comercio, medicina y belleza, sino que, una vez desechado, le tomará muy poco tiempo para biodescomponerse y, al hacerlo, libera nutrientes muy efectivos para la flora.

INDUSTRIA IMPORTANTE, ABANDONADA
Por lo que toca a México, aunque el consumo del plástico aumenta 15 por ciento anual, el 5 por ciento de la industria quiebra al año. Además, un número importante de industriales del plástico está cambiando de giro; otros cierran sus fábricas para dedicarse a la venta de este producto, pero importado.

El mercado nacional representa 25 mil millones de dólares anuales para las 3,500 empresas mexicanas que emplean a 150,000 personas e interactúan con 50,000 industrias y empresas diversas. A pesar de esto, la infraestructura de esta industria está desarticulada con la calidad y productividad y, lo peor, aún es que sólo 100 de las 3,500 se certifican.

También se sabe que 40 por ciento de la industria es devorada por los gravámenes, incrementos en materias primas, alzas en la gasolina, gas natural, electricidad, rentas y sueldos, entre otros. Así que este porcentaje sobrevive sin aspirar a mejorar. Al 17 por ciento apenas le alcanza para sueldos y algo más; un 15 por ciento cubre sus gastos, logra invertir y crecer, y 3 por ciento puede innovar tecnología, procesos, se capacita, diversifica permanentemente y exporta.

Al menos, hace dos décadas México era sexto de 23 de países con mayor consumo en el orbe, de esas naciones, China era 22. Ahora, hablando de consumo, México cayó al sitio 12 mientras que el gigante asiático avanzó al 10. Brasil, Corea del Sur, España y Taiwán que no figuraban en ese ranquin, ahora superan a México, tanto en consumo y en producción.

A diferencia de México, muchos países apostaron a la investigación, innovación y desarrollo tecnológico. En lo que se refiere precisamente a la investigación crearon nuevas carreras de ingenieros, químicos y técnicos especializados en plástico. Además, se fortaleció el ámbito técnico y se capacitó la mano de obra que era indispensable para operar la maquinaria.

Otra gran diferencia en esta materia es que en Alemania existen 20 universidades o institutos donde se forman científicos, tecnólogos y técnicos especialistas en plásticos; Estados Unidos, 20; China, 20; Japón, 10; Italia, 10; España, 10; Taiwán, 5; Brasil, 4; Corea del Sur, 3; Canadá, 3, y México, 0.

De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el plástico no solamente se prevé que sobreviva 300 años, sino que crecerá 40 veces por encima de otras industrias como la del acero, manufactura, tecnologías de información y comunicación.

Ecotecnias mexicanas

México es tierra de muchos genios cuyos inventos no se aprovechan, por lo que con el paso de los años se explotan en otras naciones sin que les paguen por su genialidad. Así que en esta ocasión sólo daré dos ejemplos de esta creatividad.

  • Linda Aguilar, Samuel García y Samantha Taba, estudiantes de ingeniería química de la Universidad Veracruzana, desarrollaron un plastificante alternativo. Luego de mucha investigación, estudio y procedimientos químicos, recuperaron el ácido tricarboxílico presente en la melaza, cuyo compuesto base se llama acidacon que sirve de base para elaborar plastificante inocuo, capaz de sustituir a los compuestos tóxicos que se utilizan en el PVC.

  • Alejandra Andrade Jardón crea Mycelia, un sustituto del unicel, que tiene una larga lista de inconvenientes medioambientales y, a pesar de ello, en México se elaboran 8 millones 500 mil toneladas de ese material al año y que, tras usarse, ese desecho ocupa entre el 15 y 18 por ciento de los espacios de basureros y rellenos sanitarios. Su reciclaje sólo alcanza el 1 por ciento. Su proceso de degradación ronda hasta los mil años. Mycelia se obtiene de materias primas naturales de desecho en determinados procesos productivos del sector primario. Este nuevo material no sólo se puede usar para lo que estaba destinado el unicel, sino en embalajes, contenedor de alimentos, tabiques, ladrillos, paneles de tamaños requeridos comúnmente en la construcción industrial o habitacional, pues es un material moldeado e impermeable, placas de 2.44 metros por 1.22 metros con cinco o más centímetros de espesor, que puede ser pegado, clavado y taladrado.

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