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Celebra Academia Mexicana de la Lengua su 140 aniversario

La Academia Mexicana de la Lengua (AML) celebrará en esta semana celebra 140 años de existencia, siendo la segunda en importancia, antecedida por la Real Academia Española.

Al respecto, el director de la institución, Jaime Labastida, aseguró que la AML “en los últimos años ha salido de una etapa si no de marasmo, con poca actividad, a una etapa de actividad plena. Me parece que después de lo que realiza la Real Academia Española somos la otra academia en el mundo de lengua española que tiene más actividad”.

Y es que, dijo, la lengua es como las huellas digitales que nos identifican, ya que la forma de expresión, de hablar y escribir también nos identifican. Sin embargo, aclaró que no se puede medir la calidad que tiene el español que hablamos en México, pues según los lingüistas, “toda persona que expresa lo que desea, habla correctamente su lengua”.

Fue el 13 de abril de 1875, en la Ciudad de México, la Academia Mexicana de la Lengua (AML) celebró su primera sesión, luego de varios intentos realizados a lo largo del siglo XIX por crear un organismo que entre sus objetivos tuviera conservar y restituir la pureza del español, reimprimir y hacer circular las obras de autores clásicos.

En los otros propósitos destacó redactar diccionarios y gramáticas de las lenguas habladas en el territorio nacional, conformar atlas del uso del idioma, seleccionar obras útiles para el estudio de la poesía y la elocuencia, auxiliar en el uso y estilo de la lengua a quienes lo requirieran, establecer premios y corregir el uso anárquico de la ortografía, como fue la Academia de la Lengua de 1835.

A pesar de su instauración, bajo la dirección de José María de Bassoco y una mesa directiva en la cual participaron personajes de la talla de Joaquín García Icazbalceta y José María Roa Bárcena, la preservación, defensa y cultivo del español de México sólo fue posible gracias a esfuerzos individuales.

Como precisó su actual director, durante la mitad de su existencia, hasta el año 1951, la academia estuvo “en una situación increíblemente precaria, no teníamos sede, por eso el secretario era llamado perpetuo, porque guardaba en su casa los archivos o se los llevaba de un lado a otro. La academia se reunía en la casa del que era director en ese momento o en una oficina, tuvimos sede por primera vez en 1951, por donación que hizo el presidente Miguel Alemán”.

A lo largo de estos 140 años a la AML han pertenecido más de tres centenares de académicos: los más ilustres escritores, lingüistas y estudiosos del país, tanto filólogos y filósofos, como poetas y novelistas, jurisconsultos, dramaturgos e historiadores, humanistas y científicos.

Francisco Sosa, Amado Nervo, Manuel Romero de Terreros, Alfonso Reyes, José Gorostiza, José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Agustín Yáñez, Juan Rulfo, Octavio Paz, Jesús Silva Herzog y José Luis Martínez, han ocupado alguna de las 36 sillas de número que tiene para sus miembros en activo, cuya estructura también contempla 36 lugares para miembros correspondientes y cinco honorarios.

Actualmente, la Academia Mexicana de la Lengua está integrada de manera multidisciplinaria y sólo tiene una silla vacante, la de Vicente Leñero, quien falleció el año pasado y están en proceso de ingreso el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, la escritora Rosa Beltrán y el filólogo Alejandro Higashi.

Un proyecto más de la Academia Mexicana de la Lengua es la creación del Instituto Alfonso Reyes para la enseñanza del español en el mundo, particularmente en Estados Unidos, Brasil y China, a semejanza de lo hecho por la Alianza Francesa del país galo, el Instituto Goethe de Alemania, el Dante Alighieri de Italia, el Cervantes de España y el British Council de Gran Bretaña.

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