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Aumentan expectativas económicas por petróleo; pendiente, la ecología

La decisión norteamericana de autorizar la propuesta de la petrolera Shell para explorar y explotar petróleo en Alaska arrojó respuesta encontradas en el mundo, tanto en el ámbito económico como en el medioambiental.

Tal vez, la más contradictoria sea el hecho de que este anuncio revivió la esperanza de reactivación de sus economías en países que tienen como base la explotación del crudo.

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El petróleo, con sus bajos precios internacionales, sumió a las economías de esas naciones en un tobogán del que aún no salen.

El Artico es una rica región petrolera, cuyas reservas se esconden bajo los mantos de nieve y ahora que el calentamiento global los está derritiendo puso al descubierto esa riqueza in mensa.

Al igual que facilita la construcción de infraestructura para extraerlo, transportarlo y comercializarlo.

El Ártico está formado por 19 cuencas geológicas. Algunas de estas cuencas ya experimentaron exploraciones de gas o petróleo. La primera producción de petróleo se produjo en la ladera norte de Alaska en 1968 en la Prudhoe Bay, según información de Wikipedia.

De todos modos, sólo la mitad de las cuencas del Mar de Beaufort y Mar de Barents oeste han sido explorados.

Un estudio de 2008, realizado por el servicio de geología de Estados Unidos estima que el área norte del círculo Ártico contiene 90 mil millones de barriles aún no descubiertos, técnicamente petróleo recuperable (y 44 mil millones de barriles de gas natural líquido) en 25 áreas geológicas definidas que tienen este potencial.

Esto representa 13 por ciento del petróleo no descubierto en todo el mundo. Del total estimado, más de la mitad se espera encontrarlo en sólo tres provincias geológicas: Ártico de Alaska, cuenca de Amerasia y cuenca East Greenland Rift.

Más del 70 por ciento del petróleo no descubierto estaría en cinco provincias: Ártico de Alaska, cuenca de Amerasia, cuenca East Greenland Rift Barents Basin oeste de Canadá y este de Groenlandia juntos.

Se estima que 84 por ciento de las reservas de petróleo son offshore (en la cuenca marina). El servicio de geología de EU, no considera factores económicos como el efecto de hielo permanente o aguas oceánicas profundas en sus tasación de extracción de recursos de petróleo y gas.

Los valores son menores a los estudios del año 2000, que incluyen tierras al sur del Ártico.

Otro estudio, llevado a cabo por Wood Mackenzie sobre los potenciales del Ártico, comentan que existen reservas de 75 por ciento de gas y 25, de petróleo.

En base a cuatro cuencas en las que se focalizará la industria petrolera en los próximos años: cuencas Kronprins Christian Basin, que puede tener grandes reservas, cuenca sudoeste de Groenlandia, debido a la proximidad de los mercados, y cuencas de barros de petróleo (petróleo no fluido) de Laptev y la Bahía de Baffin.

La caída de los precios del crudo obligó a la OPEP a aumentar su producción para que Estado Unidos detuviera sus investigaciones en otras vertientes de la explotación petrolera y consumiera sus reservas.

Sin embargo, la medida no funcionó y EU, que, junto con Canadá, ya explotaban amplias regiones boscosas donde extraían el betún incrustado en las arenas de la zona forestal.

Este hecho, animó a continuar sus exploraciones y llevarlas más al norte del hemisferio.

Ahora, países que fincan su desarrollo en el “oro negro” pareciera tener un nuevo panorama con estos anuncios.

Lo que quedaría pendiente es lograr que la actividad petrolera sea menos contaminante, como lo es actualmente.

A esos estudios e investigaciones se dedicarían grandes esfuerzos de la humanidad y, desde luego, acciones de entendimiento entre los gobiernos, empresas y sociedad para que el petróleo siga como uno de los motores del desarrollo universal, pero, al mismo tiempo, su actividad sea amigable con el Medio Ambiente.

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