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Analizan convivencia biotecnológica con la agrobiodiversidad

Mayra de la Torre Martínez, investigadora titular de la Coordinación de Ciencia de los Alimentos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD), expuso a Mi Ambiente que la biotecnología no es sinónimo de transgénicos y que éstos no son la solución a la seguridad alimentaria o el Cambio Climático (CC). De hecho, los campesinos con sus prácticas tradicionales están adaptando, año con año, sus semillas y generando nuevas variedades de plantas y cultivos para que convivan entre las mismas”.

En dicho tenor, se puede indicar que la Comisión Nacional para el Uso de la Biodiversidad (Conabio) indica que es urgente que la conservación del ecosistema tenga una gran sinergia, en especial con los cultivos de maíz y las políticas ambientales. Destaca que un aspecto central de este tema son los sistemas de producción que propician la conservación de la agrobiodiversidad –la milpa-, que presenta la opción de integración del maíz con otros cultivos, lo que favorece interacciones ecológicas benéficas, como el control biológico de plagas, fijación de nitrógeno y conservación de suelos.

Al respecto, Alejandro de Ávila Blomberg, director del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, comentó a Mi Ambiente que “debemos definir qué es agrobiodiversidad y qué aspectos de la misma han sido manejados de forma directa o indirecta por la mano del hombre, donde se incluye la biotecnología que requiere definirse. Añadió qué plantas relacionadas con los cultivos se han preservado naturalmente y cuáles requieren ayuda humana y tecnológica.

En este aspecto, dijo que él, antes de la incursión en rubros biotecnológicos o transgénicos optaría por la agroecología que en otros países recibe subsidios estatales, mientras que en México no se toma en cuenta cuando es impulsora de la productividad, conservación ambiental y dotación de alimentos a la población.

Datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) indican que del total de la superficie cultivada en el país en 2012, 21 millones 901 mil 600.26 hectáreas, 53% correspondió sólo a maíz, pastos y sorgo grano.

En este sentido, hay que repensar la producción desde varias perspectivas, como el hecho de que cerca del 18% del país está en condiciones de pobreza alimentaria. Por ello, la instrumentación de medidas para conservar y fomentar la variabilidad en los cultivos y sus parientes silvestres, es decir, la agrobiodiversidad es un factor clave para contender con los retos actuales, como el CC.

Ahí es donde la biotecnología en cultivos de maíz -primero de forma experimental y quizá, posteriormente, de manera comercial- o hasta de otros elementos a cultivarse sería una de las opciones de auxilio para la productividad agrícola, conservación de suelos y preservación de la agrobiodiversidad.

El uso de la biotecnología y Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en relación a este rubro deben hacer de México una potencia en el cultivo de estos productos, aunque primero se debe revisar que el país presenta atraso con sus pares latinoamericanos. Ejemplo de ello es Brasil que es el segundo productor más grande de transgénicos en el mundo, Argentina el 3º y México se ubica en el lugar 17.

Según información de la empresa AgroBio, las ventajas de los cultivos OGM es que permiten mejorar los cultivos al incorporar uno o dos genes que le permiten una mayor defensa contra plagas o enfermedades y resistir condiciones climáticas extremas, lo que es, cada vez, más importante ante el CC y la necesidad de preservar la biodiversidad y garantizar la seguridad alimentaria mexicana.

Actualmente, hay 29 países que cultivan OGM. Datos de la organización ISAAA en 2013, había 175 millones de hectáreas en el mundo con cultivos de OGM con ventas por 117 mil millones de dólares. Mientras que en México, con autorización de la Cofepris y la Sagarpa, sólo se cultivan soya y algodón OGM.

Ángel G. Alpuche Solís, profesor investigador de la División de Biología Molecular del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT), dijo a Mi Ambiente que “tarde o temprano se tendrá que optar por tecnologías más rápidas y controladas comparadas con las convencionales para enfrentar afectaciones climáticas y que muestren lo contrastante que puede ser conservar plantas de un ecosistema y las diferentes necesidades de los vegetales OGM que son más resistentes y controlar fenómenos como la falta de agua, salinidad en el noreste y, por otro lado, exceso de agua en el sureste”.

Se tienen que ver los costos-beneficio como el análisis del uso de OGM al ser centro de origen de especies como es el caso de México con variedades del maíz que pudieran derivar de ventajas de una planta OGM a una endémica, tanto de maíz como las que les rodea.

El estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) “Biotecnología para el uso sostenible de la biodiversidad: capacidades locales y mercados potenciales” detalla que en Latinoamérica deben aprovecharse las oportunidades de desarrollo que surgen al vincular la riqueza en diversidad biológica con las herramientas que ofrece la biotecnología moderna, que da la oportunidad de convertir la biodiversidad en factor de desarrollo económico y social, a través de su valoración, uso sostenible y conservación. Según la CEPAL la formación de infraestructura para la biotecnología es vista por muchos países como clave para el desarrollo económico del siglo XXI.

Sin embargo, la Conabio informa que la liberación de OGM puede significar un tipo de presión a este objetivo y, por ello, estima que se requieren más investigaciones para entender los posibles impactos sobre la biodiversidad, de manera que se tengan proyectos bioseguros, es decir, que no comprometan la diversidad genética de los cultivos.

De acuerdo con información generada por este organismo, las solicitudes de liberación de OGM en México han aumentado en los últimos años con un despunte importante en 2011, respecto a las solicitudes entre 2009 y 2013 que han sido mayoritariamente para maíz, algodón, soya, trigo, alfalfa y canola.

AGROECOLOGÍA EN MÉXICO
La bióloga e investigadora de la UNAM, Mariana Benítez, comentó a Mi Ambiente que México es un baluarte en agroecología no sólo por sus semillas, sino por su acervo de técnicas agroecológicas como son los cultivos asociados, conservación de suelos, nutrientes, agua, etc., y que se tienen grandes conocimientos del campesinado.

Sobre la posible convivencia de los OGM con cultivos tradicionales y agroecológicos, explicó que ya coexisten, pero “existe desinformación del campesinado sobre aspectos técnicos de los OGM, ya que, al momento, lo que buscan distinguir es si logran mantener el suelo, si alimentan a su familia y la conservación de la biodiversidad”. Por citar un ejemplo del impacto de los OGM, se estima que en el mercado de productos alimenticios, medicinales, belleza, hogar, etc., suman unos 2 mil productos de uso cotidiano.

La Secretaría de Agricultura (Sagarpa) indica que la mitad de los 8 millones de hectáreas dedicadas al maíz se siembra con 59 razas nativas de este grano en tierras de calidad agrícola de mediana a marginal y el consumo nacional es de 33 millones de toneladas anuales, de ahí la importancia del aumento de la producción nacional. Por su parte, la UNAM informó que la producción anual de maíz es 22 millones de toneladas y no ha crecido en una década, por lo que hay un déficit anual de 11 millones con relación al consumo.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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