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Amenaza hambruna mundial por degradación de los suelos

Futuro del Planeta, de no salvar los suelos.

Futuro del Planeta, de no salvar los suelos.

Por lo general, múltiples funciones de los suelos pasan a menudo desapercibidas, aun cuando son nuestro aliado silencioso en la producción de alimentos. Los suelos no tienen voz y pocas personas hablan por ellos, sin embargo, ahora tenemos plataformas adecuadas para aumentar la concientización sobre la importancia de volverlos sanos y para abogar por su gestión sostenible. Usémoslos, esas son las expresiones del Día Mundial del Suelo (5 de diciembre) y el Año Internacional de los Suelos 2015.

Necesitamos suelos saludables para lograr nuestros objetivos de seguridad alimentaria y nutrición, combatir el Cambio Climático (CC) y asegurar un desarrollo sostenible en general. Pueden contar con el compromiso y la participación activa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en este esfuerzo, destaca José Graziano da Silva, director general de este organismo internacional.

Los suelos constituyen el fundamento de la vegetación y la agricultura; los bosques los necesitan para crecer y los humanos también los requieren para producir alimentos, forraje, fibra, combustible y muchas cosas más.

Se deben gestionar suelos de forma sostenible y para eso existen muchas maneras de hacerlo, como la diversificación de cultivos, practicada por la mayoría de los agricultores familiares del mundo. Así hay tiempo para que los nutrientes importantes se regeneren.

Hablamos mucho de la importancia de sistemas alimentarios sostenibles para una vida sana, pues bien, empecemos a cuidar, proteger y conservar los suelos, que como se sabe, son base para que haya qué comer.

Además, no se olvide que los suelos también albergan, al menos, una cuarta parte de la biodiversidad del mundo y son clave en el ciclo del carbono, que ayudan a mitigar y adaptarnos al (CC) y como si lo citado no fuera suficiente, juegan papel importante en la gestión del agua y en mejorar la resiliencia ante las inundaciones y sequías, según el dirigente de la FAO.

Así que será la FAO la encargada de implementar el Año Internacional de los Suelos 2015 en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo y en colaboración con los gobiernos y la Secretaría de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, para aumentar la concientización y comprensión de su importancia en la seguridad alimentaria y funciones ecosistémicas esenciales.

DEVASTACIÓN DE SUELOS
Para tener una idea clara de la devastación que se hace de los suelos, hay que citar que cada año se degradan, erosionan y desertifican unas 23 hectáreas por minuto o 1370 hectáreas cada hora. Si eso no le impresiona, entonces le diremos que por acción de la humanidad se degradan 12 millones de hectáreas cada año.

Los suelos se degradan por deforestación, agricultura industrial, pastoreo intensivo, por química, lluvia y aire. Cuando se ha perdido el humus, ese suelo deja de ser productivo y para que la humanidad lo pueda recuperar, resulta muy caro y se requiere de fuertes inversiones económicas durante cerca de 50 años. Por acción de la Naturaleza es gratis, pero la recuperación puede tardar siglos.

La devastación de los suelos de cultivo es tan real que, de acuerdo con cifras de la ONU, cada año de pierden por acción del viento, alrededor de 78 mil millones de toneladas de humus, esa delgada capa de nutrientes que hace al suelo producir los alimentos que se requieren para alimentarse.

La mayor parte de esos nutrientes se encuentran en ríos, lagos, lagunas y presas. Pero como buena parte de la humanidad logró evitar las grandes inundaciones, esos nutrientes no regresan a donde pertenecen. Dicen los especialistas en la materia que una de las funciones de las inundaciones es, precisamente esa.

Gracias a las prácticas bárbaras de la agricultura moderna, una parte de ese precioso humus se encuentra en el fondo de los océanos, debido a las tormentas de aire que se presentan en el Planeta.

Además, especialistas de la ONU prevén que en un futuro no lejano, las tormentas de área se convertirán en una de las más grandes calamidades, toda vez que llegan a viajar hasta 700 kilómetros por hora. Y una de estas tormentas puede transportar hasta más de mil millones de toneladas y depositarlas en zonas urbanas y rurales, como ya ha pasado.

MÉXICO NO CANTA MAL LAS RANCHERAS
Aun cuando no se ponen de acuerdo los estudiosos, en México se degradan cada año hasta medio millón de hectáreas de suelo. Sin embargo, las autoridades no reportan si pueden o no recuperar, al menos, una sola de ellas al año.

Asimismo, existen muchas cifras sobre porcentajes de degradación de suelos que tiene el país y la que más les gusta a los políticos y funcionarios medioambientales es del 45 por ciento, pero que data de 1959. Una de los años 80’s habla de que la degradación es del 90 por ciento. Sin embargo, la que más se acepta, es la del año 2000 que sitúa el porcentaje en un 64.

Cada año, México pierde mil millones de toneladas de humus y esta cifra no está en duda, según estudios y datos de Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat).

En México, cada año, aumenta en miles el número de refugiados ambientales. La causa: “degradación de suelos”.

Aún cuando esto no se dé a conocer en México es tan real como que la degradación del suelo tiene un costo ambienta anual del 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). O sea que en este momento hablamos de más de un billón de pesos anuales.

En Estados Unidos, el máximo de refugiados ambientales por la citada causa, en un año alcanzó 2.5 millones. Claro que hay países que tienen cifras mayores, como India y China.

Por cierto que existe alarma roja de científicos que le advierten a los indios que de no modificar sus sistemas agrícolas, para el 2060, los suelos de este país estarán totalmente degradados. No producirán nada.

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