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90% de empresas pequeñas en México fracasan por no delegar funciones

La consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU) explica que el segmento las Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) en México ha crecido mucho en los últimos años, pues estima que para este 2019 habrá en total 6.3 millones de unidades empresariales (compañías totales en México), de las cuales 5.9 millones son micro empresas, 321 mil son pequeñas, 60 mil son medianas y unas mil 400 unidades son grandes firmas o corporativos.

Las Mipymes son vitales para el país, ya que de acuerdo con datos del Centro Económico del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), ese sector genera el 52% del Producto Interno Bruto (PIB) en México.

Sin embargo, el 90% de este tipo de negocios fracasa antes de cumplir los cinco años de vida por diversos factores económicos y sociales, pero en especial porque los dueños o directores no delegan funciones a sus empleados.

Víctor Eduardo Salgado Carmona, un consultor para Mipymes, comentó que en un negocio delegar es dar una responsabilidad a alguien para que haga algo en representación del director o dueño. Puede ser una tarea sencilla o compleja, pero la finalidad es que se realice bien.

Señala que la falta de confianza en los empleados es una de las razones para no delegar, por lo que los dueños concentran la mayor parte de las decisiones de la compañía, que en ocasiones es el 100%.

“La mayoría de las empresas que fracasan en los primeros años es porque no realizaron investigaciones de mercado, no contaban con un plan financiero de largo plazo, y porque los dueños o directores no saben delegar tareas a los empleados, o bien, las delegan, pero los trabajadores no hacen las funciones de manera correcta”, indica Victor Salgado, Ingeniero Industrial y de Sistemas por el Tec de Monterrey.

El experto realizó una metodología basada en tres principios: El primero es cuando un empresario delega una tarea a alguien y es necesario asegurarse que el colaborador entienda muy bien la tarea asignada.

El segundo es dar un seguimiento a esa función delegada para asegurarse que se realizó correctamente. Aquí es importante poner fechas límite y tener un calendario de actividades bien organizado.

Y el tercer principio es aplicar una consecuencia para el trabajador si no hizo bien la tarea, pero impuesta por él mismo y no por el patrón. “Es recomendable que sean los mismos trabajadores que se autoimpongan una consecuencia en caso de no entregar el resultado al que se comprometieron”.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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