En Ambiente

Cuatro sus rostros

 

Del proyecto «Cantos de vida». Ensayo 2. Tecuzziztecatl. Acrílica sobre cartón. 31 x 20.2 centímetros.

Luna: la mudable; el rostro nocturno que mira sus cambios en el espejo de las aguas. Representa a Ísis a Diana. Figura a Artemisa, la hermana gemela de Apolo y uno de sus nombres, el propio en el cielo es Luna o Febe; en la tierra Artemisa, en los infiernos Hécate.

En las latitudes diferenciadas es por nombre: Metztli, Astarté, Selene, Tanit, Mamaquilla, Afrodita celeste; Mylitte para los asirios, Alilat para los árabes; es ella la que en el pasado remoto representara las facultades masculinas en las comunidades de los pigmeos, bosquimanos, africanos, australianos… es dual: luna nueva–luna llena; bien–mal; vida–muerte.

La luna es la radiante Elena rumana transformada en pez dorado y puesta en el cielo en donde su hermano (el sol) la perseguirá sin alcanzarle jamás.

Mamacullia es la madre luna para los incas y fue nombrada Mitra entre los persas.

Junto con el esplendor del astro diurno, identifican al pecado del incesto en las culturas preamericanas y esquimales. La asiduidad del hermano (el sol) al requerir el amor de la hermana (la luna) y consumar su deseo es ejemplificado en el eclipse lunar entre los esquimales, la hermana enojada sube al cielo y se transforma en el sol y el hermano que no comió el seno cercenado toma la forma de la luna, por eso desfallece de hambre hasta que el sol le pone enfrente un plato con su seno con el cual recupera sus fuerzas hasta lograr su redondez y declinar nuevamente.

Entre los Huicholes: la hoz delgada es nombrada Shewi, engrosada durante la fase Jota; cuando cuando creciente le llaman Jaraika; más alta, Nauriaka y en toda su redondez, la luna plena: Aushiviriaka. Este cuerpo celeste surgió al caer la viejecita Takutzi Me’Kima Erena en la gran quemazón.

 –oo–

 Era de queso, su rostro cicatrizado figura a tochtli y es –en el manto nocturno– el espacio en donde poetas y enamorados colgaran las virtudes de quien abriera el corazón al resquemor ácido, al disfrute íntimo y, a veces, pecaminoso del amor.

Lo único que sé al mirar la luna es que tú juegas allá en donde mi incapacidad para hacerte feliz no te toca.

 

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.