Comunitarias

Resiliencia en Protección Civil

Rafael H. Rivera

Pareciera extraño tratar de definir un concepto como es resiliencia en términos de una actividad en particular, sin embargo, vale la pena intentarlo.

Nos dice el glosario de términos de la Ley General de Protección Civil, que Resiliencia es: “la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad potencialmente expuesta a un peligro para resistir, asimilar, adaptarse y recuperarse de sus efectos en un corto plazo y de manera eficiente, a través de la preservación y restauración de sus estructuras básicas y funcionales, logrando una mejor protección futura y mejorando las medidas de reducción de riesgos”.

Por otro lado, vemos que “La Resiliencia hace referencia a la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad expuestos a desastres a adaptarse a través de la resistencia o bien cambiando el orden para alcanzar o mantener un nivel aceptable de funcionamiento y de estructura. Se determina a través del grado con que un sistema social es capaz de autoorganizarse para incrementar su capacidad de aprender de los desastres pasados y conseguir así una mejor protección en el futuro, al tiempo que permite mejorar las medidas que reducen los peligros.” (Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres, 2004).

De estas dos formas de definir el mismo concepto, podemos deducir que es la capacidad para adaptarse y sobreponerse a la adversidad en el menor tiempo posible y con las mejores condiciones ¿pero cómo podemos llegar a un nivel óptimo de resiliencia, si es que se pudiera decir así?.

Básicamente nos lleva a un punto de origen, en materia de prevención, que es la aplicación y desarrollo de los instrumentos que se tienen a la mano como puede ser, por un lado el desarrollo de los Programas Internos de Protección Civil y, por otro, el impulso de una cultura de la Protección Civil en su sentido más amplio.

Para entender un poco el proceso, recordemos que por lo menos hasta hace unos años, los gobiernos mexicanos parecía que apostaban a la aplicación de cuantiosos recursos económicos en políticas “emergencistas”, por un lado, y, por otro, al dispendio en materia de reconstrucción.

Las lecciones que dejaron la aplicación de programas como el DN-III y diversos desastres de origen natural, unos y provocados por el hombre, otros, llevaron a un cambio en las políticas para la atención y manejo en la prevención de desastres.

A esto le sumamos los convenios y acuerdos internacionales firmados por nuestro país, que lo obliga a incluir acciones preventivas como eje de acción gubernamental para mitigar los efectos de probables efectos de desastres derivados del Cambio Climático, en un principio, pero que bien se aplica por extensión a cualquier fenómeno perturbador.

Ahora bien, un ejemplo incipiente de la capacidad de resiliencia que demostró la sociedad mexicana fueron los sismos de 1985, sin embargo, también están los antecedentes directos como la erupción del Chichonal en 1982 y las explosiones de Guadalajara en 1992.

desastres

En estos antecedente fue principalmente la sociedad en su conjunto la que tomó la iniciativa e impulsó los instrumentos actuales para tener una preparación en los cuales se incluyen a como acciones gubernamentales.

Todavía falta mucho camino por recorrer en el tema de la resiliencia para que deje de ser una acción añadida al manejo de la Protección Civil y se vea como parte de la misma, ya que lleva al tema de manera directa a la etapa de restablecimiento.

En este campo, se espera que se enriquezca la Protección Civil y el manejo que se le da en nuestro país, adoptando nuevas fórmulas para que se pueda acceder a una situación de normalidad lo antes posible.

En fin, si bien es cierto que en México no hemos sido pioneros en el tema de la resiliencia en términos de Protección Civil, sí se tiene amplia experiencia dadas las condiciones socioculturales de las regiones que tradicionalmente han sido impactadas por diversos fenómenos perturbadores y que socialmente ha sabido adaptarse y sobreponerse, el componente de una visión integral de riesgos, permite anticipar y estar mejor preparados para enfrentar esta adversidad.

Es por esto que la Protección Civil es una herramienta fundamental para lograr que la sociedad en su conjunto pueda estar preparada y que su nivel de resiliencia sea lo suficientemente alta como para enfrentar catástrofes tanto de origen natural como provocadas por el uso de la tecnología moderna.

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