Comunitarias

ensar en los ciudadanos; aunque no se hablen

Por fin, Marcelo Ebrard se dignó a asistir a un evento público y masivo del Presidente Felipe Calderón. La acción del jefe de Gobierno capitalino va con la frase, “enhorabuena”. La ciudad de México y sus habitantes no funcionarían sin el gobierno federal; como tampoco operaría el Ejecutivo federal sin la capital del país. Por encima de todo están los habitantes del Distrito Federal, cualquiera que sea su militancia en partidos políticos, cualquiera que sea la ideología y lo mismo ancianos, adultos o niños o apartidistas eligieron a Ebrard para gobernarnos (los que habitamos aquí) por mejor calidad de vida.
Que no saluda a Calderón, que llegó después y se fue antes. En nada nos importa, si acaso queda en lo que llaman las abuelas, en educación. Hasta en las relaciones de familia, entre mujer u hombre o entre hermanos hay quienes no se saludan y no se hablan; nada importa, lo que debe interesar es la convivencia y vivir bien. La diferencia de Calderón y Ebrard, se dice política; es una mera frivolidad. Allá ellos. A tres años del ejercicio presidencial, no se duda del gobierno calderonista por la ciudadanía. La postura del que fue candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, queda en él; sorprende que dicte y ordene que los demás, los que son gobierno, desconozcan al mandatario. Entrar en este terreno es caer en lo que popularmente se llamaría “argüende de lavadero político”.
Carlos Navarrete, senador perredista, ahora presidente del Senado de la República, tomó el sendero de la institucionalidad y de la responsabilidad constitucional. Es otra acción que sí fortalece la institucionalidad y da validez a la llamada democracia. Ebrard, como jefe de Gobierno de la capital, debe convivir de acuerdo con el espíritu constitucional con los demás gobiernos. Igualmente Carlos Navarrete. Y tienen todo el derecho, y deben hacerlo, el ejercicio de la crítica pública, política o administrativa. Criticar a un gobierno de la derecha es válido, como tan válido que se critica a gobiernos de la izquierda o a gobiernos del centro. En nuestro ámbito significa que el PRD hecho gobierno puede criticar al PAN gobernante o al PRI gubernamental. Y lo mismo el PAN, al PRD o al PRI o el PRI al PRD o al PAN. Parece un juego retorcido; la crítica es un derecho universal y si se ejercita con sustento y pruebas será para bien del pueblo.

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