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Se analizan los 35 años del hallazgo de Coyolxauhqui

La identificación de sangre humana obtenida en los análisis recientemente realizados en laboratorio a una decena de navajillas y cajetes de más de 500 años de antigüedad, recuperados el año pasado en la Plaza Manuel Gamio, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, así como las primeras hipótesis al respecto, serán abordadas en un ciclo de conferencias conmemorativo al 35° aniversario del descubrimiento del monolito de la diosa Coyolxauhqui, en el Museo del Templo Mayor (MTM).

En el foro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), la arqueóloga Lorena Vázquez Vallín se referirá a un juego de tres cajetes con tapa, que contenían 10 navajillas de obsidiana en las que se identificaron residuos de sangre humana, consecuencia del autosacrificio de algunos individuos como parte de una ofrenda de consagración.

“Al profundizar la investigación en documentos históricos, escritos por los cronistas Diego Durán, Bernardino de Sahagún y Toribio de Benavente “Motolinia”, y de acuerdo con bajorrelieves de banquetas e imágenes de piedras labradas, se llegó a la conclusión de que las navajillas fueron utilizadas para autoinflingirse con la finalidad de ofrendar sangre”, explicó la arqueóloga.

El monolito de Coyolxauhqui (cuyo diámetro oscila entre los 3.04 y 3.25 metros, espesor de 30 centímetros y peso cercano a las 8 toneladas fue colocado durante el gobierno de Axayácatl, entre 1469 y 1481, al pie de las escalinatas del adoratorio del dios Huitzilopochtli, en el Templo Mayor.

Este hallazgo fue uno de los más sobresalientes registrado en lo que fue el Recinto Sagrado de Tenochtitlan, pues además de su importancia arqueológica, también fue el detonante de creación del Proyecto Templo Mayor (1978) que hasta la fecha sigue vigente, así como de investigaciones y recuperación de diversas ofrendas con miles de objetos prehispánicos.

Luego de rescatar más de siete mil objetos a lo largo de nueve años, tres mil 500 m2del Centro Histórico de la capital mexicana fueron expropiados en 1987 para la creación de un museo de sitio, uno de los más emblemáticos y visitados en la Ciudad de México (con más de 15 millones de asistentes desde su apertura).

La escultura es la representación de la diosa lunar de los mexicas, que se muestra decapitada y mutilada de brazos y piernas tras el combate que sostuvo con su hermano Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, según el mito del nacimiento de esta última deidad, narrado por los cronistas Bernardino de Sahagún y Diego Durán; también simboliza el triunfo del sol sobre los poderes nocturnos que ella encarna pues su cabeza decapitada se convirtió en la luna.

La especialista expondrá dicho tema el 23 de febrero, en la conferencia Contextos rituales frente al Templo Mayor. Ofrendas de consagración y de clausura, junto con los arqueólogos y antropólogos físicos que integran el equipo del Programa de Arqueología Urbana (PAU), encargado de hacer las excavaciones en la Plaza Manuel Gamio, donde actualmente se realiza una obra de infraestructura, para la creación de un nuevo vestíbulo para el museo y zona arqueológica de Templo Mayor.

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