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La miseria no termina nunca

No es que los quiera deprimir con tan positiva frase, de hecho, ni siquiera la digo yo: “la miseria nunca termina” fueron las últimas palabras de Vincent Willem Van Gogh antes de morir.

Van Gogh (1853-1890) fue un pintor neerlandés, de los principales exponentes del post impresionismo, es decir, del estilo pictórico de finales del siglo XIX, característico por un estilo con colores vivos, temas de la vida real, pero que más que retratar con precisión, involucraban sentimientos, emociones y expresiones en su pintura.

De hecho, Van Gogh representaba muchas emociones y percepciones en sus cuadros, a tal grado que actualmente existe el debate si el arte plasmado era producto de su creatividad o producto de la psicosis y epilepsia que alteraba sus trazos y su percepción sobre las cosas.

De hecho, producto de estas enfermedades y del desamor que sufrió por Úrsula Loyer, Van Gogh cae en una fuerte depresión, que sumada a su alcoholismo, lo llevó a una muy mala racha, teniéndose que internar (por voluntad propia) tras haberse cortado su propia oreja, en más de una ocasión.

El neerlandés, más francés que neerlandés, pintó a lo largo de su vida 27 auto-retratos, 148 acuarelas, más de 700 cuadros y 1600 dibujos; sin embargo, sus cuadros no fueron apreciados en vida. Van Gogh se convierte en uno de los más grandes pintores del siglo hasta tiempo después de haberse quitado la vida, a los 37 años.

…»Puedo ciertamente, en la vida y en la pintura privarme de Dios, pero no puedo, en mi sufrimiento, privarme de algo más grande que yo y que es mi vida: la potencia de crear…» (Vincent Van Gogh)

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