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Fin de semestre: el riesgo de deserción escolar

Por estos días, en la mente de los estudiantes universitarios de México hay una avalancha de ideas y sensaciones. Exámenes de fin de semestre, entrega de proyectos finales, ideas para la fiesta de fin de curso y hasta planes para las vacaciones navideñas.

Sin embargo, para muchos alumnos de instituciones privadas, la temporada puede mostrar una cara más angustiante: ante la falta de recursos financieros en casa, la posibilidad de no regresar al aula en enero. Estudiantes en dicha situación podrían estar viviendo su último semestre en la formación universitaria.

En ciclo escolar 2015-2016, según cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el nivel de educación superior se registró un índice de deserción de 6.8%; un avance mínimo respecto del indicador del periodo académico previo (2013-2014): que fue del 6.9%. Por su parte, de acuerdo con estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 38% de los jóvenes mexicanos que ingresan a la universidad no se gradúa al dejar el colegio por problemas económicos mayormente.

En estos caminos truncados, según consultas realizadas por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), los factores económicos ocupan un rol protagónico (junto a la mala elección de carrera y, en el caso de las mujeres, el embarazo no planeado). Al abandonar definitivamente el campus, estos jóvenes se colocan en una posición de desventaja, ya que sus oportunidades de desarrollo económico y social serán restringidas.

Como lo señala un estudio de la OCDE (Education At A Glance 2015), en México, un grado universitario –en comparación con un diploma de nivel medio superior– implica el doble de ingresos; en el contexto de las naciones miembro del organismo, la educación superior representa ingresos 60% más altos que los que reciben los adultos con grado medio superior. Además, en el área de la OCDE, menos del 5% de las personas con formación universitaria está desempleada; en individuos con un menor nivel educativo, el indicador llega hasta el 13%.

Retomar los estudios en una institución pública no es una opción sencilla. En el país, hay 11 millones de jóvenes en edad universitaria, y el sistema público de educación superior sólo puede recibir a 1.7 millones de estudiantes; un dato que ayuda a explicar el grado de saturación que ya padecen las universidades públicas.

Por ello, diversos instancias oficiales apoyan el seguimiento en las universidades con la obtención de becas y financiamiento a largo plazo para obtener créditos para cursar estudios de licenciatura y posgrado.

Un ejemplo de ello es FINAE que ha otorgado a más de 10,000 jóvenes mexicanos, apoyos para seguir en la universidad, con su producto llamado Ennti Siempre, producto que está disponible en 24 universidades privadas de México, abarcando 102 campus en 21 entidades del país.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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