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Falta de prevención y planeación urbana

Con base a una investigación del Dr. Juan Manuel Rodríguez Esteves, investigador del DEUMA, se afirma que los daños que han provocado los ciclones Manuel, en las costas del Océano Pacífico, e Ingrid, en las costas del Golfo de México, han sumado cerca de 2 millones de afectados y miles de damnificados en todo el territorio nacional, lo cual, de acuerdo a este investigador es muestra no de fenómenos fuera de control o de su fuerza que por lo regular presentan, sino que es muestra de la vulnerabilidad de los asentamientos humanos que están establecidos de forma irregular en sitios no vulerables en diversas entidades.

Una primera explicación podría ser la intensidad de los fenómenos naturales que impactan las zonas costeras de México, el cambio climático, otra sería la poca preparación de la sociedad en su conjunto para hacerles frente, entre otras. Sin embargo, ante la recurrencia de este tipo de desastres, debemos de analizar el papel que juega la vulnerabilidad de los asentamientos humanos en las zonas costeras y en cualquier asentamiento urbano.

desastre

En dicha investigación se confirma que la vulnerabilidad puede ser entendida de manera muy general como la propensión de una sociedad a sufrir daños asociados a una amenaza, en este caso un fenómeno natural intenso, y su capacidad de hacerle frente y de recuperación en el menor tiempo posible.

Ante ello, la forma que se construyen nuestras ciudades pone en evidencia la poca importancia que se le da al tema del riesgo de desastre ante diferentes amenazas, ya que se sigue construyendo sobre lugares no aptos para el desarrollo urbano, tampoco se considera la vocación natural del territorio al momento de decidir el tipo de actividades productivas se van a desarrollar, ni se respetan los planes y programas de ordenamiento urbano o del territorio.

Detalló que lamentablemente pese a los daños del Huracán Paulina en septiembre de 1997, que provocó 400 muertes y daños a la infraestructura por más de 7 mil millones de pesos, pareciera que no hubiera sido el reinicio de planeación urbana en esta región pero ni las autoridades ni la sociedad en general pudiera hacer algo para prevenir de nuevo este tipo de incidentes.

Por lo tanto, el desastre es social, lo único natural aquí es el fenómeno natural que desencadena una serie de situaciones negativas para la sociedad, visto de otra manera, el desastre sólo es la punta del iceberg.

Desafortunadamente, calificó que el desastre vuelve a ocurrir, y en el mismo lugar, los 12 mil millones de pesos que el gobierno federal destinará para la reconstrucción de las zonas afectadas por los ciclones, no será suficiente por una sencilla razón, el proceso de reconstrucción deberá considerar la reducción de los rezagos urbanos, sociales, ambientales, organizativos y normativos que se vienen presentando desde las últimas décadas, si es que se quiere evitar una futura tragedia igual o mayor que la actual.

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