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Espera

Sangre de sol. Acrílica sobre cartulina. 25.5 x 34.8 centímetros.

-I-
Giro vertiginoso de la mente briaga, insolada
con nota grave de oboe cordial en su voz,
en la frente una sombra alada, tornasolada,
más que arcoíris, luminiscencia múltiple entre la densidad
del día,
con el fragoroso pensamiento que agita una mirada desviada
en el desmedrado recuerdo, en la memoria por reconstruir.

Adentrarse en la noche personal para encontrar
-recia consciencia- desfondada la existencia somera.

-II-
Cobija a los peces en la fuente un arco galano
con la vibración postrera del día entre las piedras,
en la concha umbría sobre las rocas enmohecidas,
hermanado a una veta que surca la frente.

Agitadas, rutilantes, móviles estrellas de colores vivos,
bocas carentes de verbo, golosas de palabras embozadas
-entre burbujas de vocales átonas y consonancias fluidas-:
sombras durante el día y densas de noche en las honduras.

Armaduras engarzadas,
ondas de violín acarician el oscuro vientre
con la senda líquida reinventada a cada día,
cada instante a descubrir, a navegar
con velas agitadas, con cauda celofán.

Lluvia atemporal, deshilvanada,
para un centón de hojas, de tallos,
de esperanzas perladas con escamas.

-III-
Eres una roca, un rizo de agua, el susurro del viento y la hoja volátil; la traza de un pincel, el verbo en el rezo, un frufrú secreto y el placer del suspiro: un aleteo de párpados anclado a una lágrima y un beso en la perpetua espera.

Eres el eco recuperado, la hormiga roja y la negra, el principio del fuego cíclico, tempestad y viento, nube y estrella cimera; un jarro moreno con inicio de vocal en el nombre y realidad en consonantes.

Acerca de Víctor Manuel López Wario

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